Según un reciente informe del Instituto de Conservación de Ballenas, durante el 2021 aparecieron 45 ballenas muertas en Península Valdés, la mayoría crías, aunque también alertaron sobre el elevado número de hembras adultas fallecidas.
A lo largo del 2021 un total de 45 ballenas aparecieron muertas sobre las costas de Península Valdés, en Chubut, según revelo un reciente estudio del Instituto de Conservación de Ballenas –ICB- que, además, alerto sobre el elevado número de hembras adultas fallecidas.
Estas cifras surgen del Programa de Monitoreo Sanitario de la Ballena Franca Austral, que detalla que «como resultado de los relevamientos realizados y reportes recibidos, se registraron un total de 45 ballenas francas australes muertas en 2021, de las cuales; 25 fueron crías nacidas en la temporada, 7 juveniles y 13 adultos».
Para los investigadores, el dato más relevante es el número de adultos fallecidos que fue el más alto en un año desde que se inicio el monitoreo en 2003. «El dato llamativo es el alto número de ballenas adultas muertas, 13 ejemplares, de las cuales 12 son hembras», dijo la Codirectora del Programa, Marcela Uhart.
La cantidad de decesos podría estar relacionada con una mayor población presente en la zona. Pero la preocupación radica en el alto número de hembras adultas fallecidas; para Uhart se trata de un fenómeno “poco habitual y atípico” que representa un gran desgaste porque el género necesita muchos años de desarrollo para llegar a la adultez reproductiva.
«Además, la muerte de ballenas con cría en lactancia muy probablemente cause la muerte de la cría huérfana», advierte la doctora Uhart.
Otro dato que llama la atención es que «las ballenas adultas muertas en 2021 no presentaban evidencia de lesiones traumáticas ni enmallamientos y se encontraban, durante su inspección, en aparente buen estado nutricional», aseguro la médica veterinaria Agustina Donini, encargada de los estudios post-mortem.
Desde el 2003, el programa lleva registradas 885 ballenas muertas en la Península. El Cetólogo y Codirector del programa de Monitoreo Sanitario, Mariano Sironi, sostuvo que «gracias al trabajo sostenido de muchos voluntarios y colaboradores a lo largo de casi dos décadas, hemos aportado datos y hallazgos relevantes, como la ingesta de plásticos o el impacto de los ataques de gaviotas en la salud de las ballenas».
Luego de casi dos décadas de trabajo, el ICB y el Programa de Monitoreo Sanitario han recopilado datos y muestras que permiten conocer mejor el estado de la especie y desarrollar políticas de conservación efectivas.
«La finalidad –del estudio- es conocer las causas de mortalidad e identificar potenciales amenazas, tanto naturales como de origen humano», explican desde el Instituto.
A finales del 2020, Sironi explicaba en comunicación con EcoPress que “cada animal tiene un rol en el ecosistema, y las ballenas tienen roles muy importantes, uno de los que me interesa destacar en particular; es que tienen la capacidad de captar grandes cantidades de carbono (uno de los Gases de Efecto Invernadero). Muchas veces se habla de la importancia de los bosques y de los árboles para reducir el efecto invernadero porque captan mucho carbón en sus cuerpos, !las ballenas también¡ y a veces hablamos de las ballenas como si fueran los bosques de los océanos por esa capacidad de captar mucho carbono que queda en sus cuerpos, y cuando las ballenas mueren; este carbono se va al fondo del mar y allí se integra al ecosistema marino. En cierta forma nos ayudan a reducir la cantidad de Co2 en la atmosfera”.
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