Ante el inició de la construcción del “Parque Acueducto Vulpiani”, vecinos autoconvocados y ambientalistas se organizan para defender uno de los pulmones verdes más importantes de Juana Koslay. Mientras el gobierno pretende avanzar sobre 12 hectáreas de bosque para realizar la obra milmillonaria, la Asamblea Ciudadana por el Vulpiani busca hacer cumplir sus derechos y preservar este entorno protegido por la ley nacional.
El Acueducto Vulpiani es uno de los atractivos turísticos más importantes de Juana Koslay, por su historia y majestuosidad es uno de destinos más icónicos para tomar unos mates o hacer un picnic. El Acueducto fue construido en 1884 por el gobierno nacional y sirvió para transportar agua desde el dique Potrero de los Funes hasta la capital provincial, mejorando la calidad de vida y el desarrollo económico puntano.
Por aquel entonces el río Las Chacras escurría sin ningún obstáculo, y una gran crecida afectó seriamente a la infraestructura del acueducto, razón por la cual fue reconstruido. La reconstrucción estuvo a cargo del Ingeniero italiano Oreste Vulpiani, y el acueducto fue reinaugurado en 1909 y bautizado en su honor.
Por su importancia histórica y su papel protagónico en el desarrollo puntano, el Acueducto Vulpiani está declarado como Patrimonio Histórico y Cultural del municipio.
Si bien el acueducto recorre poco menos de 10 kilómetros, es popularmente conocido por ‘el puente’ de estilo romano situado a metros de la entrada al San Roque, a este patrimonio lo rodea una gran arboleda centenaria. “Son aproximadamente 13 hectáreas de bosque, que en algunos casos es nativo y en otros casos es exótico o una mezcla. Hemos visto especies nativas como el caldén, el tala o el chañar, también otras especies nativas de Argentina como el arca o el aguaribay. Se trata de árboles centenarios muy importantes que son alimento y refugio de animales, por lo que este lugar tiene una gran importancia ecológica”, explica Juan Quiroga, miembro de la Asamblea Ciudadana por el Vulpiani y experto en flora nativa, al ser consultado por EcoPress.
Además, cerca de la zona se encuentra el Salto de la Salamanca, un geositio con 500 millones de años de historia geológica que nos ayudan a reconstruir el paisaje de antaño y nos indican que en el pasado había una gran cordillera en el lugar.
Su importancia es tal que el área está catalogada como zona amarilla por la Ley de Bosques Nativos N° 26.331, es decir que su uso queda restringido a un aprovechamiento sostenible, turismo, recolección e investigación científica. En otras palabras, se trata de una zona protegida.

Sin embargo y en contraposición a lo que indica la norma, el Gobierno de San Luis pretende realizar allí una obra milmillonaria que contempla la construcción de edificios con locales comerciales y oficinas administrativas, calles, senderos, red de gas y luz, un teatro, juegos infantiles y miradores, entre otras, con un presupuesto de 1.820 millones de pesos. A principios de abril el gobierno dio inicio formal a las obras en un acto público que contó con la presencia del gobernador, el intendente de Juana Koslay, funcionarios, y personal de la empresa constructora.
No obstante, la construcción iniciaba sin cumplir las instancias de participación pública. “No se nos consultó nada, se debería haber acercado alguien a nuestro domicilio a consultar y a ver el espacio, para contemplar en el proyecto el tema del ruido, la contaminación, los desechos, el movimiento del suelo, y un montón de aspectos que realmente no fueron tenidos en cuenta, o no nos informaron hasta el momento”, denuncia Barbara Casco, vecina directa del lugar y madre de 3 hijos, en comunicación con este medio.
Ante esta realidad, vecinos autoconvocados y ambientalistas comenzaron a organizarse para hacer valer sus derechos y preservar este entorno natural. A finales de abril empezaron a juntarse en el lugar, a ponerlo en valor y a organizarse para reclamar por esta situación. Desde entonces se reúnen periódicamente para realizar acciones de educación ambiental, de puesta en valor del lugar y asambleas vecinales, acompañado con juegos, títeres y pintura para los más pequeños.
En concreto, realizan acciones de recolección de desechos, de reconocimiento de la flora del lugar, capacitaciones sobre el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental, talleres sobre reciclaje y ecología, organizan juegos y shows infantiles, y han colocado varios cestos de basura.
El reclamo principal de la Asamblea Ciudadana por el Vulpiani es el acceso al estudio ambiental de la obra y la participación pública en el proyecto, derechos consagrados en la ley provincial e internacional. En varias ocasiones presentaron la solicitud para ver el Estudio de Impacto Ambiental correspondiente a la obra; pero hasta el día de hoy no han tenido acceso al documento, la Secretaría de Ambiente de San Luis informó que el estudio se encuentra actualmente en la etapa de análisis técnico-legal, y que recién después será difundido.
La única “información” oficial del proyecto es la plasmada en el cartel de la obra y en los escasos detalles difundidos por los medios oficiales. Lo más parecido a un plano son los renders publicados por el Gobierno y Municipio, los cuales siembran más dudas que certezas.

La falta de información certera sobre la obra genera en la asamblea una sensación de incertidumbre e inquietud. Por un lado, tienen la certeza de que se trata de una arboleda con una importancia muy relevante a nivel ecológico, que además de ser un pulmón verde de la ciudad, mantiene el equilibrio hídrico, la estructura del suelo y es refugio y alimento de animales, como se ve reflejado en el Ordenamiento Territorial. Por otro lado, está la incertidumbre de no saber cómo la obra va a afectar el lugar, y qué medidas se van a tomar para minimizar los impactos ecológicos de la construcción.
Además, denuncian que las obras han iniciado ilegalmente. La Ley Provincial 0876/13 establece que no se puede aprobar ningún plano o escritura sin haber completado la instancia de Evaluación de Impacto Ambiental, que contempla la participación ciudadana e inclusive una Audiencia Pública. En violación a esta norma, el pasado 2 de mayo una maquina comenzó a abrir caminos y desmontar el lugar, “cuando se acercó el maquinista a comenzar con la obra, -le preguntamos por la situación- y nos dijo que iban a ingresar máquinas muy grandes y que él tenía que abrir un camino amplio”, relata Barbara. La máquina retiró escombros de la casa de una familia que hasta poco vivía allí y derribó árboles frutales, además de abrir espacio para llevar más maquinaria.

La reacción asamblearia no se hizo esperar: se solicitaron nuevamente los estudios, se convocó a un encuentro en protesta y se hizo difusión en los medios, razón por la cual la maquina se retiró dos días después.
Ante la falta de respuestas satisfactorias al pedido de los ciudadanos, grupos de la oposición presentaron dos solicitudes de acceso al expediente de la obra en la Cámara de Diputados de la provincia, y una en el Concejo Deliberante de Juana Koslay, todas rechazadas por un legislativo con mayoría oficialista. En conferencia de prensa, consideraron que es innecesario construir un teatro al aire libre habiendo uno en el Monumento a San Martin y otro en el Ave Fénix que son utilizados esporádicamente.
Entonces, quienes no habían brindado ni una declaración por el reclamo vecinal, salieron a los medios para responder el reclamo político. En comunicación con La Gaceta, Lucas Caymes, funcionario del Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura, afirmó que las obras no iniciarían hasta que se cumpla con el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental, y aseguró que las obras no habían iniciado.
Sin embargo, la asamblea denuncia que las obras efectivamente comenzaron. “En abril vinieron a inaugurar formalmente la obra, además en el cartel que pusieron para promocionar la construcción figura –que el inicio de la obra- es el 5/4. Por otra parte, el mismo personal de la empresa –SERVING S.R.L- declaró que así era, y lo pudimos constatar por el inicio del desmonte y porque dijeron que iban a continuar. Además, a principios de mes las radios anunciaban que habían iniciado las obras. Para mi ha iniciado la construcción: lo ha dicho el gobierno, la empresa y la prensa. Y de no ser por el activismo ciudadano ya habrían desmontado gran parte de la zona”, explica contundentemente Quiroga.
Además, sostienen que las tareas en el lugar prosiguen. “El sábado llegamos y vimos que habían sacado las mesas de cemento que la gente siempre usa para sentarse, tomar mates o jugar a las cartas. Las sacaron de cuajo y dejaron unos fierros al aire, que son peligrosos para las infancias y para la circulación”, relata Luis Negri, integrante de la Asamblea y recreologó.
Otra de las preocupaciones de los vecinos es el acceso al espacio, temen que la obra no incluya a toda la ciudadanía y que este destinada a sectores sociales más acaudalados. También manifiestan que la ciudad tiene necesidades con respecto a los servicios básicos, y que el presupuesto podría destinarse para dar solución a esta situación.
Por su parte, la Asamblea continúa capacitándose en el marco legal que los ampara y que protege a la zona, aguardando el Estudio de Impacto Ambiental para analizarlo minuciosamente. Además, adelantaron que van a solicitar la Audiencia Pública para tratar temas como que la zona está protegida por la ley, que es un sitio con una relevancia histórica y geológica, y que se trata de un purificador del aire de la ciudad y hogar de la biodiversidad.
“Lamentablemente me parece que a la empresa y al gobierno les estaría importando muy poco –los derechos de- la naturaleza y de las comunidades. Porque empezar la obra sin ni siquiera tener presentado el Estudio de Impacto Ambiental significa, por un lado, que no les interesa lo que están afectando del ambiente, y por otro, que pasaron por arriba del derecho de todas las personas de participar en este proceso”. “Es un escándalo, es un desastre legal y ambiental porque ya empezaron a quitar los árboles incumpliendo la ley”, sentencia Quiroga.

Más allá de eso, el joven activista celebra el activismo ciudadano. “Afortunadamente los ciudadanos y las ciudadanas nos estamos dando cuenta que ya no se puede esperar más en proteger la naturaleza. Y por suerte nos estamos dando cuenta de que tenemos que tomar las riendas de nuestro destino común, como ciudadanos que compartimos este territorio tan bello como San Luis, y siento que se está palpitando el despertar ciudadano para ejercer nuestros derechos. Y de otra forma, también trabajamos en resignificar y darle otro sentido a lo que le llamamos ‘progreso’ y lo que creemos que es ‘la buena vida’”, reflexiona finalmente el joven.
