Sucede en San Luis: Juanita y Noemi son dos mujeres de la comunidad Ranquel que hace 14 días acampan en la puerta de Terrazas del Portezuelo reclamando por sus animales. El “interventor” del pueblo Ranquel, Sergio Freixes, les ‘robó’ su ganado y dejó a Noemi sin trabajo, explican. Llevan dos semanas acampando y, hasta el momento, ningún funcionario las ha atendido o visitado.
Hace 14 días que están allí reclamando. Durante esas jornadas se han acercado allegados, familiares, algunos medios de comunicación, y personas con ganas de apoyar; pero ningún funcionario del gobierno se hizo presente. Inclusive, el gobernador Alberto Rodriguez Saá paso al lado del acampe y las ignoro.
Ayer, EcoPress se acercó hasta el acampe y pudo observar las condiciones en las que están Juana y Noemí, pudo dialogar con ellas, con personas que se habían acercado a apoyar y con allegados del Pueblo Ranquel. En el lugar, además de estas dos mujeres, estaba una abogada que ayuda en el caso, militantes por los derechos humanos, allegados a la comunidad y el ex Lonco (líder originario) Molleta.
A pocos metros de la entrada a Terrazas del Portezuelo, se encuentra la ‘ruca’ (carpa) que Juana y Noemí armaron, al lado hay un cartel que dice “Señor gobernador, otra vez nos hacemos presente, reclamando con todo lo que nos prometió y nada se cumplio”.
En la ruca, EcoPress pudo hablar, primero, con el ex Lonco Molleta, quien contó las injusticias que ha sufrido el pueblo Ranquel, la historia de la restitución de tierras y la jugada política que significó, comentó algunas de sus hazañas e ironizó por tener un nombre ‘Winka’ (ajeno a la comunidad originaría). También explicó que él se acerca desde Villa Mercedes todos los días, y regresa a su casa cuando anochece.

Luego, este medio pudo dialogar con las mujeres que hace dos semanas reclaman por sus animales y otras injusticias cometidas por Freixes. Durante el día, Juana y Noemí se resguardan en su ruca y por la noche duermen en un auto.
“Nuestro reclamo principal tiene que ver con el ganado, el interventor -del pueblo Ranquel-, Sergio Freixes, nos tiene confiscado nuestro ganado”. “Él quería que nosotras le vendieramos todos los animales, nosotras le tratamos de explicar -que no queríamos vender todo el ganado-, pero no nos escuchó”, explica Noemí.
Sergio Freixes, fue ministro de Legalidad en el primer Gobierno de Alberto R. Saá (2003-2007) y Ministro de Campo en la administración 2015-2019 del actual gobernador, Alberto R. Saá. Está involucrado en una Causa Federal conocida como “renuncias anticipadas”, fue procesado por encubrimiento en una caso que se remonta al año 2005. En 2018, un Tribunal Federal condenó a Freixes a 5 años de prisión y a 10 de inhabilitación para ocupar cargos públicos, pero la sentencia fue débil: tan débil que hasta diciembre del 2019 Freixes era Ministro del Campo, y ahora “interventor” del pueblo Ranquel.

Noemí agrega que “durante la pandemia, nos cerraron las puertas -del pueblo- y no podíamos entrar con la camioneta que traía alimento para nuestras ovejas, gallinas y demás. En ese momento fui a hablar -con Freixes- y le pedí que me dejara pasar la camioneta con el alimento, y me dijo que no, ‘que me dejara de joder, o iba a cagar’. Ahí fue cuando me quedé sin trabajo”. En otra ocasión “le fuimos a pedir el RENPA, un contrato de pastaje para presentar en SENASA y poder vacunar a los animales, y él se negó”.
“Sergio Freixes llega -como interventor- cuando se eligen a los nuevos Loncos, yo creo que estos Loncos no se encuentran capacitados para manejar una comunidad, entonces piden la intervención del municipio para que envíen a un interventor que ayude con el asunto del ganado”. explica. “Él se adueñó del pueblo: es el que hace y deshace, maneja los sueldos y la gente, todo lo hace él. Por eso tuvo la autoridad de confiscarme los animales y dejarme sin trabajo en el hospital. Él hace lo que quiere, se cree el dueño del pueblo Ranquel”, lamenta Noemí.
Durante el acampe “nadie del gobierno se ha acercado ni nos ha atendido. En otras oportunidades sí; pero no sirvió de nada porque nunca nos dieron una solución y este señor sigue haciendo lo mismo. Ni siquiera -obtuve solución- cuando el gobernador me atendió en diciembre del año pasado”, agrega.

13 años de trabajo les costó a Juana y Noemí tener las cabezas de ganado que tenían. “Una década de trabajo con los animales para que se quedaran con ellos. 13 años trabajando en el hospital y en la escuela, y de un día para el otro ya no tenía trabajo: ni siquiera se me pagó el sueldo de ese mes, ni indemnización, ni siquiera se me comunicó formalmente que estaba sin trabajo. 13 años, para nada”, lamenta.
Por su parte, Juana con más de 70 años, dice “estoy aquí por los animales, por lo que es de uno. ¡Yo hasta la última gota de mi sangre la voy a dejar con tal que a mi me entreguen lo que es mio!, porque yo no pido nada ajeno, solo pido lo mío, lo que me corresponde, por eso voy a pelear. Y con los fríos, uno tiene que aguantar y luchar, para que algún día, espero que en breve, nos reunamos con alguien del gobierno y obtengamos alguna resolución. ¡Solo pido lo mio!”, recalca.
“Nuestros antepasados tuvieron muchas injusticias: -los Ranqueles- sufrieron mucho. Y en la actualidad, nosotros los originarios seguimos siendo pisoteados por el blanco: eso es lo que siento porque lo he vivido y lo estoy padeciendo, como originaria me siento pisoteada por un blanco”, concluye Noemí.
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