A finales de la década del 2000, unos estafadores robaron millones de euros con el mercado de carbono. El fraude duro alrededor de un año y el caso recién se cerro en 2016.
A finales del siglo XX, en 1997, se firmó el Protocolo de Kioto, uno de los primeros pactos internacionales para limitar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero -GEI-, con él se definió la estructura del mercado de carbono. Básicamente: todos los proyectos económicos tienen un límite de emisiones de GEI, cuando una empresa emite menos del límite puede vender cuotas de carbono y cuando se excede debe comprar bonos de emisiones.
Además, los proyectos de forestación y conservación de flora pueden emitir bonos de carbono conforme a los gases que estas forestaciones absorben.
Si bien el mercado de carbono funciona desde entonces, este se intensificó con la entrada en vigor del Protocolo de Kioto en 2005. Desde ese momento, se generó un gran mercado en el que las empresas compran y venden emisiones de carbono y otros gases.
Un año antes, Mardoché Marco Mouly había sido condenado a 6 meses de prisión por estafar al fisco francés. Mouly, junto con otros estafadores, compraba aparatos electrónicos en cualquier país de la Unión Europea y los revendía en Francia cobrando el IVA y quedándose con el dinero del impuesto. Modalidad que usaría unos años más tarde para estafar con el mercado de carbono.
Cuando Mouly salió de la cárcel, conoció al agente financiero Arnauld Mimran y con él se adentró en el mercado del carbono. Luego entró en escena Samy Souied, un amigo de la infancia de Marco. En ese momento, estos tres delincuentes ya tenían antecedentes por estafa.
Los protagonistas de la historia:
Marco nació en Túnez y se mudo a Francia a mediados de los ‘60, cuando tenía 12 años abandonó la escuela; pero su audacia, estilo y carisma compenso su analfabetismo, de esta forma se abrió paso en el mundo de las estafas. A los 20 años empezó a ‘trabajar’ en el rubro publicitario, pero en vez de promocionar los bienes y servicios de sus clientes: tomaba el dinero y desaparecía, por ello recibió una pena de 13 meses en suspensión. Luego, en 2004, fue condenado a seis meses de prisión por la estafa de los electrónicos y el IVA.
Arnauld nació en Francia y se crió en uno de los barrios más ricos de París, cuando era un adolescente comenzó a invertir en la bolsa, luego obtuvo un posgrado en finanzas y comenzó a trabajar profesionalmente en inversiones. A finales de los ‘90, Arnauld creó un negocio de corretaje llamado 3ATrade, el cual tuvo mucho éxito en poco tiempo, lo que levantó sospechas de ‘juego sucio’, aunque las investigaciones no encontraron nada en su contra. Sin embargo, por la constante presión, Arnauld vendió todas las acciones de la empresa por un valor de 30 millones de euros.
Por último, tenemos a Samy Souied, nació en Francia y se crió en uno de los distritos más pobres de París, donde conoció a Marco Mouly. Samy había estado implicado en casos de fraude publicitario y fue acusado de lavado de dinero.

La estafa:
Desde 2005, cuando el mercado de carbono se intensificó en Europa, las empresas compraban y vendían cuotas de carbono a mansalva. En la Unión Europea, al ser un bloque económico, las empresas y los ciudadanos de los países miembros tienen libertad de comercio y circulación, es decir: no hay aduanas internas, y los ciudadanos europeos pueden transitar toda la zona Schengen (territorio de la UE) sin restricciones.
En 2008, Marcó, Arnauld y Samy idearon una estafa con el mercado de carbono: el fraude consistía en comprar cuotas de carbono en cualquier país miembro de la Unión Europea y venderlas en Francia cobrando el Impuesto sobre el Valor Añadido -IVA-; pero en vez de declarar el IVA al fisco francés, los delincuentes se quedaban con el monto del impuesto.
Para lograr eso, los estafadores creaban sociedades falsas para poder comprar y vender las cuotas de carbono, además tenían que contar con un presupuesto de inversión.
Primero creaban falsas sociedades a nombre de terceras personas, luego se inscribían online en el sistema de compra/venta de bonos de carbono y, finalmente, compraban las cuotas de carbono sin IVA en países como Alemanía, para luego revenderlas en Francia cobrando y quedándose con el impuesto. Las sociedades falsas eran disueltas pocos días antes de la declaración impositiva.
El mercado de carbono fue creado con el objetivo de limitar las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de las industrias, teóricamente son estas las que deben comprar y vender bonos de emisiones. Pero, en esa época, el mercado de carbono europeo estaba dominado en un 80% por financieras, las transacciones entre industrias solo ocupaban el 20% del mercado.
Al inicio, los estafadores invirtieron una importante suma de dinero para erigir las falsas sociedades y comprar los bonos de carbono, pero rápidamente recuperaron y multiplicaron la inversión. Por cada transacción tenían una ganancia del 20%, que reinvertían nuevamente en el fraude o en otros negocios ilícitos.
En menos de 1 año, Marco, Arnauld y Samy robaron unos 283 millones de euros. Hasta que fueron descubiertos, aparentemente a través de una denuncia del suegro de Arnauld, en 2009.
Las consecuencias:
Luego de que los descubrieran, las autoridades francesas y europeas comenzaron a investigar a los estafadores, caso que se cerraría 7 años después.
Samy se mudo a Israel unos meses antes de que la estafa fuese descubierta, pero el 14 de septiembre del 2010 volvió a Francia para reunirse con Arnauld y cobrarle una deuda. Cerca de las 8 de la noche Samy y Arnauld se reunieron cerca del Palacio del Congreso, Arnauld se acercó con un anillo que había agrandado para la esposa de Samy. En ese momento aparecieron dos hombres en una motocicleta: uno de ellos descendió del rodado y le disparó seis veces a Samy, dos balas le impactaron en el corazón, él se derrumbó sobre un Mercedes que estaba estacionado y el anillo que le había entregado Arnauld rodó sobre el suelo.
Un año después el ex suegro de Arnauld es asesinado. Claude Dray era uno de los hombres más ricos de Francia, era el padre de la esposa de Arnauld y, aparentemente, luego de que Arnauld cortara con su pareja, Claude denunció el fraude del carbono.
En octubre del 2011 Claude apareció muerto en su mansión ubicada en el suburbio parisino Neully-sur-Seine, la propiedad conocida como “Villa Madrid” era considerada una de las casas más seguras de París. Su cuerpo presentaba tres impactos de bala en el cuello, y en la residencia no se encontraron evidencias de robo o lucha.
“Alguien logró entrar y le disparó tres veces”, dijo uno de los detectives de la escena del crimen, y agregó que el arma contaba con un silenciador para no despertar al personal de servicio. Además, las autoridades parisinas dijeron que Claude fue asesinado “de una manera profesional” con una pistola de 15 años de antigüedad.
Cinco años más tarde, en julio del 2016, el Tribunal Correccional de París condenó a 8 años de cárcel a Arnauld y a Marco. Además, se sentenció a 7 años de cárcel a un intermediario polaco.

Arnauld fue encarcelado de inmediato, pero Marco, que no se había presentado al tribunal, huyó del país tras la sentencia, consideró que su condena era demasiado dura y se citó con periodistas, finalmente fue detenido en Suiza y extraditado a Francia para cumplir su condena.
Según su relato, él no sabía que comerciaba con carbono hasta que salieron a la luz los cargos en su contra, en 2013, dijo que pensaba que comerciaba con oxígeno para los bomberos.
En 2020 Marco recibió el beneficio de libertad condicional diurna, es decir que durante el día puede salir a trabajar o estar con su familia, pero en la noche debe volver a la prisión La Santé para cumplir su condena.

Por su parte, Arnauld sigue encarcelado, sin beneficios de libertad condicional. Pues fue acusado de crimen en banda organizada por el asesinato de Samy, y de complice de asesinato por el crimen de su ex suegro, Claude. Además, en junio del 2021 Arnauld fue condenado a 13 años más de prisión por su participación en el secuestro y extorsión de un banquero suizo, en 2015.
Europa:
Esta modalidad de fraude, con sus mínimas variaciones, fue replicada en muchos países de Europa. En España hubo un caso muy similar al francés. Todas las estafas juntas ‘recaudaron’ unos 1.600 millones de euros.
Sin embargo el caso francés fue el más trascendente, en el año 2017 se estrenó la película “Carbono: El fraude del siglo”, un film francés basado en este caso. Años más tarde Netflix lanzó un documental titulado “Los reyes de la estafa”, en donde analizan el caso.
Actualmente en el mercado del carbono quién paga los impuestos es el comprador de bonos de emisiones.
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