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Salto de la Salamanca: un geositio con 500 millones de años de historia ubicado en Juana Koslay

En Juana Koslay existe un geositio con millones de años de historia que nos permite reconstruir didácticamente el paisaje de antaño y comprender la evolución geológica que generó el paisaje actual. En comunicación con EcoPress, el geólogo y profesor Héctor Luis Lacreu, nos explica que es el Salto de la Salamanca, cuál es su importancia geológica y porque es tan importante preservarlo.

En Juana Koslay, muy cerca de la capilla del San Roque, se encuentra el Salto de la Salamanca, una pequeña cascada del arroyo Cuchi Corral ubicada a unos 500 metros antes de la conjunción de este cauce con el río Las Chacras. El salto tiene el nombre de “Salamanca” porque allí existe una pequeña cueva en donde artistas y hechiceros se reunían en el pasado, explica el profesor Lacreu.

A pesar de que el salto no es de grandes dimensiones, el geositio –como lo llama el profesor- alberga una historia de millones de años. Héctor,jubilado hace unos 8 años, explica que hace 500 millones de años aproximadamente existía en la zona una región montañosa de grandes dimensiones, y que al oeste de ella no existía Mendoza, Chile, ni mucho menos la Cordillera de los Andes: “solo había un gran océano”.

Hace centenas de millones en la zona hubo “zona de subducción” que dio lugar al surgimiento de esta “Cordillera. “Cuando existe una zona de subducción, muchos materiales que están en la superficie son lentamente introducidos a profundidad, y a una profundidad de 20/30 km aproximadamente, estas rocas se funden y se convierten en magma; que si se enfría y se consolida se transforma en granito (…), mientras eso sucede en profundidad: el empuje y hundimiento de las placas produce un ascenso de la capa continental formando una cordillera”, explica el profesor.

“Acá, hace unos 500.000.000 de años, se estaban formando esas rocas en profundidad y eso se sabe por dataciones isotópicas. Hoy nosotros tenemos acceso a estas rocas graníticas porque están en la superficie; gracias a eso podemos conocer la edad y, teniendo en cuenta el ciclo tectónico, sabemos que se formaron en la profundidad de las raíces de una cordillera, de otra manera, no se hubieran formado. El hecho de que ahora los granitos están en la superficie indica que esa cordillera fue erosionada: se eliminó” y la erosión de la cordillera generó un “desequilibrio gravitatorio” que provocó el ascenso de los granitos hacia la superficie.

Héctor Lacreu en el geositio. /Periodistas en la Red/.

Cuando comenzamos a observar esto, “subyace un mensaje: el paisaje no es estático, el paisaje cambia (…). De allí surge la concepción de la geología como una semiótica de la naturaleza: porque en base al estudio de las rocas uno puede ver reflejado en ellas la acción de la biosfera. Estudiando el suelo uno puede, por ejemplo, ver patrones climáticos y reconstruir si en una zona hubo un clima árido, tropical o húmedo. Entonces por eso yo trato de decir con el mayor énfasis posible, miren: esto es un patrimonio histórico que nos permite relatar y reconstruir la historia”, explica a detalle Lacreu.

El profesor, además, explica que este geositio es un lugar icónico para la formación de geólogos y estudiantes de las Ciencias de la Tierra. Relata que uno de los trabajos finales de su catedra era estudiar el Salto de la Salamanca y reconstruir la historia geológica de la zona, una práctica que llevo a cabo durante varias décadas como docente. A su vez, crítica que la enseñanza tradicional de la geología se centra en la clasificación de las rocas, pero “difícilmente se profundice en la historia”. “Lo que no nos damos cuenta es que la geología es una ciencia histórica y su finalidad no es clasificar rocas: es estudiar los procesos y las secuencias de procesos en orden, en intensidad, en el contexto que se producen, y la única forma que lo pueden hacer es leyendo las rocas, porque cada roca tiene es como una huella de identidad que muestra su origen, su procedencia, las razones por las que se encuentran en ese lugar, etcétera”.

Las actividades de campo de los alumnos de geología. /Facebook Héctor Lacreu/.

En ese sentido, Lacreu propone que el Salto de la Salamanca sea declarado Patrimonio Geológico Puntano, ya que el estudio de este geositio nos permite conocer el paisaje que hace millones de años había en la zona: una gran cordillera y al oeste de ella un gran océano.

En esa sintonía, el profesor reflexiona acerca de nuestra relación con este entorno histórico: “creo que nosotros tenemos que transitar nuestra vida en este paisaje tratando de modificar estrictamente lo necesario para nuestra vida actual, y poniendo en valor los lugares que nos permiten recuperar esa historia. Yo creo que hay que aprovechar estos lugares, así como se aprovechan otros patrimonios culturales para compartir experiencias e historias” que forman parte de la identidad del lugar.

Sin embargo, Lacreu lamenta que el salto no es muy bien aprovechado, al contrariohay mucha mugre, lo usan de basurero, supongo que es la gente que está en los barrios de arriba porque se nota como si fuera una colada de lava, pero que no es lava: son envases de plástico” y confía que “en caso de ponerse en valor esa zona, seguro que se va a evitar el problema de la basura. O por lo menos hay una alta probabilidad de que se evite”.

En ese sentido, el profesor opinó sobre la obra “Parque Acueducto Vulpiani” que comprende, también, la construcción de un mirador en el salto. En principio se mantiene cauteloso de opinar ya que no ha podido acceder a los detalles de la obra, sin embargó destaca la necesidad de instalar unos accesos para garantizar la seguridad de los visitantes, porque es una zona escarpada con rocas resbaladizas, asimismo señala la importancia de instalar cartelería informativa para difundir esta historia geológica.

Lo que sí puedo este opinar y me gustaría que suceda, es que se tenga en cuenta una armonización con la naturaleza, habría que hacer un acceso lo menos invasivo posible”, reflexiona, aunque admite que también es necesario, si se quiere apreciar bien la zona y así poder reconstruir la historia del lugar, realizar un ‘desmalezamiento planificado’ para mejorar y aumentar la visibilidad del geositio.  “Habrá gente que diga que no se puede tocar un pastito ni un árbol, entonces no se puede ver nada de lo que yo te estoy contando (…). Yo tengo fotos del Valle antes de que viniera a esta nueva vegetación, se ven otros elementos geológicos tanto de la barranca como de la propia dinámica fluvial, que han sido invadido por la naturaleza”, añade.

Por otra parte, señala la importancia de difundir los detalles del proyecto, con sus planos y maquetas para localizar la distribución espacial de las obras previstas, así como el acceso de la ciudadanía al Estudio de Impacto Ambiental y a las instancias de participación pública. “Espero que cumplan con todos los pasos legales que tienen que cumplir, ahí está la cuestión. Mientras no se haga público el Estudio Ambiental, es muy difícil hacer aportes”, sentencia finalmente el profesor.

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En relación a ello, la Asamblea Ciudadana por el Vulpiani reclama el acceso al Estudio Ambiental y exige el cumplimiento de las instancias de participación ciudadana. Denuncia que las obras iniciaron sin cumplir con estas exigencias legales, y resalta que la zona está protegida por la Ley Nacional de Bosques. En protesta, organizan encuentros en el Acueducto para visibilizar la situación y generar un espacio de toma de conciencia y capacitación ambiental.

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