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Temporada de incendios; causas, consecuencias y devastación –Parte 1-

Durante el 2020 la Argentina perdió más de un millón de hectáreas de cubierta forestal a causa de los incendios y en lo transcurrido del 2021 la cifra asciende a más de 185 mil hectáreas. Desde mayo hasta noviembre, la región centro y norte del país es más propensa a sufrir incendios forestales.

Lamentablemente, al igual que existe la temporada de lluvias o la estación seca, también existe la temporada de incendios. En la argentina las distintas provincias y regiones son más propensas y vulnerables a los incendios forestales dependiendo la época del año:

-Entre los meses de diciembre a marzo las provincias del sur tienen un elevado riesgo de incendios forestales. Como lo observamos en enero y marzo del 2021, con los incendios de El Bolsón y la Comarca Andina.

-Desde el mes de octubre hasta marzo, las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Buenos Aires son las que cuentan con mayor riesgo de incendios.

-Y para las provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y todo el norte del país, el riesgo se incrementa con las primeras heladas de mayo y se extiende hasta noviembre.

Por lo que, cuando el riesgo disminuye en el sur, aumenta en el centro y norte del país.

Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de estos incendios son provocados por la actividad humana, algunos por negligencia y otros son iniciados intencional y premeditadamente, motivados por intereses económicos.

El 5% restante son incendios naturales, que se producen, por ejemplo, por la caída de un rayo. Por lo que, estadísticamente, si el año pasado solo se hubieran desatado incendios naturales, se hubiesen visto afectadas 57 mil hectáreas, contra el millón de hectáreas que realmente se quemaron.

El pasado año, los incendios fueron drásticos y generaron un gran problema ambiental. Según los datos oficiales, que están ‘infravalorados’, se desarrollaron incendios en todas las provincias, la provincia que más se vio afectada fue Córdoba con 331.676 hectáreas incineradas y a nivel nacional la cifra asciende a 1.151.931.

Las regiones del Litoral, Córdoba, y Cuyo fueron las más afectadas:

En el Litoral, la bajante del rio Paraná más larga desde 1905 dejo a los humedales y al territorio circundante muy vulnerable a los incendios. Esta caída del caudal provoco que en Corrientes el rio disminuyese en un 50% y en San Nicolás –Bs As-  la cota se redujo en un 75% por debajo del límite histórico inferior.

Esta bajante provoco que los humedales, que sirven como barrera para el fuego, se deterioraran. En conjunto con las bajas precipitaciones, el territorio se volvió más seco de lo normal. Por lo que, los ecosistemas quedaron muy vulnerables ante las llamas.

El combustible y el oxigeno ya se encontraban allí, y una vez que la chispa entro en contacto con estos, se desataron incontrolables y gigantescos incendios. Tan solo en el Chaco se quemaron 309.760 hectáreas y a nivel regional la cifra aumenta en 172 mil hectáreas.

En la provincia de Córdoba la situación también fue delicada, tan sensible que en octubre los incendios que se desataron allí fueron considerados de los 10 peores del mundo en ese momento. Una situación similar de monte seco permitió que las llamas se esparcieran rápidamente y tomen grandes dimensiones. Durante este periodo Córdoba perdió 331.676 hectáreas de cubierta forestal.

Por su parte, en la región de Cuyo –al igual que en las anteriores- la baja tasa de precipitaciones ocasiono que los ríos y lagos disminuyesen y que el monte se reseque. Nuevamente, dejando un territorio muy vulnerable al fuego.

San Luis fue la más afectada con una pérdida de 47.624 hectáreas de cubierta forestal, por su parte Mendoza perdió 24.858 hectáreas.

Como podrán imaginar estos terribles incendios provocaron un terrible daño ambiental –como veremos más adelante-, pero saber que ocasiono el inicio de las llamas es aún más importante.

Casi la totalidad de estos incendios tienen su origen en la actividad humana y aquí hay que distinguir entre los que son accidentales o provocados por actividades negligentes, y entre los que se iniciaron intencional y premeditadamente.

Los focos ígneos accidentales u ocasionados por una negligencia, son por ejemplo:

-Cuando lo provoca una colilla de cigarrillo.

-Cuando una fogata se descontrola.

-Cuando la causa es un desecho –vidrio comúnmente-.

-Entre otras.

Por otra parte, los incendios provocados intencionalmente, esconden detrás intereses económicos y, ocasionalmente, son desatados por simple maldad.

El principal interés detrás del fuego es el cambio de uso del suelo, el fuego ‘limpia’ todo el terreno donde antes había un ecosistema, facilitando así la implementación de proyectos agrícolas/ganaderos, inmobiliarios o mineros.

En otras palabras, el fuego es utilizado como una poderosa herramienta de desmonte.

Aunque hay legislaciones, como la Ley de Bosques o la Ley del Manejo del Fuego, que controlan parcialmente esta problemática. Tristemente en la mayoría de los casos no se hacen cumplir.

Lastimosamente, aunque el mismo Ministro de Medio Ambiente realice la denuncia penal, instando a las autoridades correspondientes a investigar y actuar. La justicia casi nunca logra hallar resultados y/o responsables.

El año pasado durante 9 meses en el delta del Paraná apagábamos el fuego y a los dos días volvían a prender los campos y la justicia no encontró ni un culpable ¿Qué pasa con la justicia?”, se preguntaba el Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, en declaraciones televisivas.

Si bien a nivel judicial son pocos los casos que nos permiten afirmar que detrás de los incendios hay intereses económicos, si hay pruebas que respaldan dicha afirmación:

Lo primero que llama la atención y nos hace sospechar es la simultaneidad con la que se inician los focos, en condiciones climáticas que no ameritan un incendio natural.

Es llamativo el hecho de que espontáneamente se inicien 6 focos ígneos en una zona rural, y la sospecha aumenta cuando el clima no justifica un incendio natural.

Debido a esta simultaneidad de incendios y a los limitados recursos de los cuerpos de bomberos, muchas veces el sistema de combate al fuego no da abasto y colapsa, agravando aun más la situación.

También es sospechoso el hecho de que; luego de extinguirse el fuego, aparezcan paulatinamente en las zonas afectadas proyectos potencialmente lucrativos.

Por ejemplo: en la región del Litoral, en las islas de los humedales y en las zonas adyacentes, se ha observado cómo han aparecido proyectos ganaderos e inmobiliarios en las áreas afectadas por las llamas.

En esta zona del país la actividad ganadera y agropecuaria está muy presente y según nos comentó Sebastián Ledesma, de la organización ecologista Multisectorial Humedales, no es sorprendente ver como arriban en “barcazas” cabezas de ganado a las islas luego de los incendios, también se ha visto como se construyen terraplenes en las islas para que el terreno sea cultivable, y el año pasado un grupo de terratenientes pretendió generar un loteo en las islas, que dada la situación tuvo el rechazo del concejo de victoria, “pero que deja al descubierto la intención detrás del fuego”.

Otro ejemplo lo hallamos en la provincia de Córdoba, en Carlos Paz más precisamente (al igual que el resto de la provincia) Carlos Paz padeció graves incendios; pocos días después del paso del fuego apareció en facebook una publicación muy llamativa:

Una desarrollista inmobiliaria ofreció en un grupo de compra y venta “múltiples lotes en Villa del Lago”, una zona a las afueras de la ciudad que fue incinerada, y recalcaba que los terrenos se encontraban en un “entorno natural, con vista al lago San Roque”, los precios variaban entre los 800.000 y los 2.100.000 pesos, curiosamente la oferta añadía que “el barrio cuenta con energía renovable y luminarias con energía solar”. Sospechosamente las imágenes que acompañaban a la publicación eran pre incendio.

En ese momento un vecino se hizo pasar por un comprador y solicito información por los lotes, y recibió una imagen de un terreno calcinado.

Consecuencia del repudio de esta oferta comercial; la inmobiliaria debió eliminar la publicación y borrar su perfil en dicha red social.

Situaciones como estas las hallamos en todas las provincias del país, pero lo mencionado anteriormente es suficiente para percatarnos de que los incendios pueden llegar a ser muy lucrativos. En algunas zonas es más redituable generar un cultivo, en otras es más beneficioso construir un barrio y en algunas es más lucrativa la ganadería.

Otro de los objetos de sospecha es que, a comparación, la mayoría de los incendios se desatan en el monte o bosque (dependiendo la zona del país), y casi nunca afectan a los grandes monocultivos.

Con respecto a la ganadería, el pastoreo y el fuego: quemar pastizales para que resurjan con más fuerza y mas verdes es una práctica arraigada en la ganadería tradicional.

Muchos de los que se dedican a esta actividad realizan quemas que pretenden tener controladas, pero que eventualmente se descontrolan y se transforman en incendios. Algo similar ocurre con las quemas de basura.

Además, tenemos constancia de al menos un incendio provocado por maldad, y ocurrió en la provincia de Córdoba; en agosto del 2020, unos jóvenes de apellido Farías iniciaron intencionalmente un incendio en el Valle de Punilla con el objetivo de lograr una “desvalorización de los campos de sus vecinos, por enemistad con los mismos”, según determino la justicia. Por lo que; la Fiscalía de Instrucción  de los tribunales de Cosquín elevo en abril de este año a los hermanos Farías a juicio, y podrían enfrentar una pena de  3 a 10 años de prisión.

A comparación con la totalidad de incendios desatados, este es uno de los pocos casos que se han judicializado.

Todos estos incendios y la destrucción que acarrean, perjudican seriamente a la biodiversidad, desequilibran el clima local y global y, por consecuencia, repercuten en la vida humana.

Son pocas las formas de vida que sobreviven a las llamas, estas afectan directamente a la fauna, provocándoles graves heridas e inclusive la muerte. El fuego además arrasa con la vegetación, consecuencia de ello;  los animales que, a pesar de sus heridas, sobrevivieron al fuego, se encuentran en un ecosistema hostil y desértico, dificultando aún más su supervivencia. Lo que repercute especialmente en las especies en peligro de extinción.

Por otra parte, con el avance de estos frentes de fuego se liberan incontables cantidades de Gases de Efecto Invernadero –GEI- y paralelamente se pierden los sumideros de carbón que absorben estos gases. Según el Programa de Monitoreo Atmosférico Copernicus, de la Unión Europea, el cambio climático está dejando a los ambientes y ecosistemas muy vulnerables ante los incendios, por lo que se genera un círculo vicioso en el que el calentamiento global deja a los ambientes muy vulnerables ante las llamas y los incendios agravan aún más el cambio climático y aumentan las emisiones de GEI.

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Una respuesta a “Temporada de incendios; causas, consecuencias y devastación –Parte 1-”

  1. En Santa Fe un grupo de ciudadanos pedimos al gobierno de nuestra provincia que denuncie al gobierno de la provincia de Entre Ríos por la devastación ambiental que impera en el delta del Paraná. Entre Ríos mediante la inacción habilita a los particulares a hacer cuánto desastre se les viene a la cabeza. Es inútil correr tras cientos de particulares inescrpulosos, hay que ir tras quién habilita.

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