En Italia ex ejecutivos de Miteni, Mitsubishi e ICIG fueron condenados hasta a 17 años de prisión por contaminar con PFAS el acuífero más grande del país y exponer a unas 350.000 personas a los PFAS. Se trata de un falló histórico porque es la primera vez que ejecutivos son considerados penalmente responsables por la contaminación de estos compuestos.

Luego de un largo proceso judicial, la justicia italiana condenó a ex ejecutivos de la empresa química Miteni por contaminar con PFAS el acuífero más grande de Europa y afectar el agua de red de unas 350.000 personas. Durante décadas, la planta química ubicada en Trissino, Vicenza, liberó grandes cantidades de contaminantes sumamente perjudiciales para la salud y el ambiente. El tribunal consideró una actitud delictiva por parte de los sucesivos directivos de la planta porque conocían el daño provocado por estos compuestos y no hicieron nada para evitarlo.
Desde la década del 1980, la planta operó como una subsidiaria de Mitsubishi, hasta que en 2009 fue vendida al fondo de inversión International Chemical Investors Group –ICIG- por el módico precio de un euro. La fábrica elaboraba compuestos Polifluoroalquilados y Perfluoroalquilados -PFAS- utilizados como insumo en la elaboración de sartenes de teflón, agroquímicos, envoltorios alimenticios y textiles, entre otros rubros.
En 2013, un estudio científico reveló contaminación de PFAS, considerados “químicos eternos” por su longeva persistencia en el ambiente y en el cuerpo, en los acuíferos y el agua superficial de las regiones de Vicenza, Padua y Verona. Ante ello, el gobierno regional comenzó a realizar análisis de sangre a los residentes expuestos a estas sustancias, descubriendo concentraciones de polifluoroalquilados muy superiores a lo tolerable, en algunos niños se hallaron concentraciones de hasta 300 nanogramos por mililitro –ng/ml-, mientras que el umbral establecido por el Instituto Nacional de Salud de Italia es de 8 ng/ml.
Con estas evidencias, la sociedad comenzó a organizarse para reclamar contra la contaminación y exigir justicia, una de las asociaciones que más influyó fue la organización Mamme No PFA, que reúne cientos de madres de infantes afectados por estos compuestos, agrupaciones como Legambiente también se sumaron a la campaña. Por su parte, el mismísimo Rob Bilott, que enfrentó una odisea judicial contra DuPont en Estados Unidos y desenmascaró la contaminación mundial provocada por los PFAS, viajó dos veces a Italia para apoyar a las víctimas.
Estas sustancias están señaladas por causar afecciones en el sistema inmunológico, problemas reproductivos, disfunción de la tiroides y varios tipos de cáncer. Puntualmente, el ácido perfluorooctanoico –PFOA-, uno de los compuestos producidos por Miteni, está catalogado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud y se ha vinculado con el cáncer de riñón, el cáncer de testículos, afecciones en la tiroides, la preeclampsia, malformaciones de nacimiento y la colitis ulcerosa.
En 2018 la planta de Trissino se declaró en bancarrota y dejó de operar. Sin embargo, cientos de km2 a la redonda siguen contaminados con PFAS y cientos de miles de personas continúan expuestas a estos compuestos. En 2021 comenzó el juicio contra los responsables de la contaminación y en 2025 la justicia declaró culpables a 11 ex ejecutivos de Miteni, Mitsubishi e ICIG. Un estudio que se utilizó como prueba advirtió que en el área afectada aumentaron sustancialmente los casos de cáncer de riñón y de testículos y las enfermedades cardiovasculares. Anteriormente, otro juicio determinó un vínculo causal entre la muerte por cáncer de un empleado de la planta química y la exposición prolongada a estos compuestos.
Aunque la fábrica fue operada por distintas compañías a lo largo de los años, la justicia determinó que las transacciones corporativas no eximían la responsabilidad individual por la contaminación de una vasta área y del acuífero más grande de Italia. Ex dirigentes de Miteni, Mitsubishi e ICIG fueron condenados a penas de prisión que oscilan entre los 2 años y 8 meses y los 17 años y medio. Luigi Guarracino, Director Operativo de Miteni entre 2009 y 2012, y luego CEO hasta 2015, fue condenado a 17 años de cárcel. La misma pena obtuvo Brian Anthony Mc Glynn, que ocupo cargos jerárquicos en la planta desde 2007 hasta su cierre.

Además, la justicia impuso multas que ascienden a los 75 millones de euros. Del total, 56 millones serán adjudicados al Ministerio de Ambiente de Italia, 6,5 millones irán para la región de Véneto y el resto se utilizará se destinará para indemnizar a los damnificados. Se trata de un fallo histórico que sienta un gran precedente, ya que es la “primera vez que ejecutivos individuales son considerados personalmente responsables de la contaminación por PFAS”, indicó el bufete Taft Stettinius & Holister, que encabezó el histórico juicio contra DuPont y desenmascaró la contaminación mundial generada por estos compuestos (con la diferencia de que el caso estadounidense tuvo sanciones económicas contra la compañía, no penas contra personas individuales).
No obstante, la zona sigue contaminada y se espera que las compañías responsables presenten un plan de remediación a fines de 2025. Se prevé que la recuperación sea larga y costosa, ya que los PFAS pueden mantenerse en el ambiente durante siglos, por ejemplo, para eliminarlos del agua se necesitan filtros especializados con precios muy elevados. En ese sentido, gran parte de la sociedad civil reclama una ley que prohíba los PFAS en Europa y exige que Italia reduzca el umbral permitido de estos compuestos en el agua.
PFAS: Un problema global:
La contaminación de PFAS es un problema de escala global que genera preocupación por sus graves efectos en la salud pública y en el ambiente. Estos compuestos son utilizados en una amplia gama de productos, como textiles, utensilios de cocina, envases alimenticios, pinturas y agroquímicos, entre otros. Las personas estamos constantemente expuestas a estas sustancias, ya sea porque cocinamos en sartenes de teflón o porque bebemos agua contaminada.
Se ha detectado la presencia de estos compuestos en bancos de sangre de todo el mundo y, según estimaciones, el 99% de la humanidad tiene PFAS en sus venas. En 2022, un estudio de la Universidad de Estocolmo y de ETC Zúrich encontró PFAS hasta en el agua de lluvia de regiones prístinas y remotas. Además, se trata de un compuesto bioacumulable que nuestro cuerpo no es capaz de eliminar.
En Argentina varias industrias utilizan los PFAS como insumo, y estos contaminantes se han hallado en muestras de agua. Por su parte, una investigación de la red internacional IPEN detectó la presencia de estos compuestos en envases de comida rápida de reconocidas cadenas multinacionales. Lo más grave es que, a diferencia de Estados Unidos o Europa, Argentina no cuenta con regulaciones sobre PFAS, lo que entorpece las acciones para luchar contra los focos de contaminación a nivel local.

