Un estudio de la Universidad de Nuevo México –UNM- detectó microplásticos en el 100% de las muestras de testículos analizadas. Estiman que podría estar relacionado con la disminución en la concentración espermática, repercutiendo en la fertilidad.
La crisis del plástico es cada vez más acuciante, en los últimos años diferentes investigaciones han hallado microplásticos en el agua que bebemos, en el aire que respiramos y en los alimentos que comemos. También se han detectado en zonas prístinas como la Antártida, la profundidad de la Fosa de las Marianas e inclusive en las nubes.
Los microplásticos son partículas menores a 5 milímetros y los nanoplásticos son aún más diminutos. Si bien muchos de ellos se encuentran en cosméticos y productos de limpieza, la mayoría proviene de la degradación de la basura plástica. Por ejemplo, cuando una botella plástica es desechada indebidamente queda expuesta a los efectos de la intemperie y con el paso del tiempo se va degradando en pequeñas partículas.
Al ser tan diminutos, los microplásticos tienen una gran capacidad de contaminación y penetración ambiental y estamos expuestos a ellos diariamente. Según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF-, una persona ingiere unos 240 gramos de plásticos al año a través de la comida y el agua contaminada. Otras investigaciones han detectado microplásticos en el aire de diversas ciudades, por lo que también lo respiramos.
En ese sentido, no es sorpresa para nadie que diversos estudios hayan detectado microplásticos en diferentes partes del cuerpo humano, como en la sangre, en los pulmones o en las placentas. Ahora, un reciente estudio de la Universidad de Nuevo México –UNM- halló microplásticos en los testículos humanos.
El estudio, publicado en la revista Toxicological Sciences, detalla que se encontraron microplásticos en el 100% de las muestras analizadas. Para la investigación, los científicos analizaron 23 gónadas humanas de personas de entre 16 y 88 años de edad, y también examinaron 47 testículos de perros domésticos. Las muestras humanas provinieron de autopsias realizadas en 2016, mientras que las gónadas caninas vinieron de castraciones veterinarias.
Para analizar los testículos, el equipo de investigación utilizó una técnica que consiste en calentar las muestras hasta que estas se disuelvan, para luego inspeccionar sus componentes. Fue en estos remanentes donde el equipo encontró las partículas plásticas.
La concentración promedio de plástico hallada en las gónadas humanas fue de de 330 microgramos por gramo, casi tres veces más que la concentración en los testículos caninos. El polietileno, comúnmente utilizado en las bolsas de nylon y las botellas descartables, fue el plástico con mayor presencia, seguido por el PVC.
En ese sentido, los científicos sospechan que esta situación pueda influir en el descenso de los recuentos espermáticos, una situación detectada hace tiempo en diversas partes del mundo. “El PVC puede liberar una gran cantidad de químicos que interfieren con la espermatogénesis y contiene sustancias que causan disrupción endocrina”, advirtió Xiaozhong Yu, coautor del estudio, en declaraciones a la prensa.
Estudios anteriores ya habían relacionado a la contaminación química de pesticidas en la disminución de las cuentas espermáticas, el hallazgo de los microplásticos agrega un nuevo agente a los factores ambientales que pueden afectar a la fertilidad masculina.

La investigación de la UNM pudo contrastar una correlación negativa entre la presencia de microplásticos y los recuentos de esperma en los testículos caninos: había más PVC que espermatozoides. Sin embargo, el análisis no pudo ser realizado en las muestras humanas debido a que habían sido preservadas químicamente.
A pesar de que el proceso reproductivo de los perros tiene varias similitudes con el de los humanos, Yu precisó que es necesario realizar más investigaciones para confirmar que los microplásticos estén afectando a la fertilidad.
Además, el coautor del estudio manifestó su preocupación por el impacto de la contaminación plástica en las generaciones más jóvenes, dado el creciente aumento de los niveles de plástico en el ambiente.
Según datos de Naciones Unidas, entre el 1950 y el 2019 la producción mundial de plástico aumentó en un 20.000%. Actualmente producimos cerca de 460 millones de toneladas de plástico al año, de las cuales menos del 10% son recicladas. Según previsiones, para 2050 la producción podría ser de 1.5000 millones de toneladas anuales, aunque el tratado internacional sobre plásticos que se negocia actualmente podría limitar su fabricación.

