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Corazón de Tierra: cultivando alimentos en armonía con la vida y con mínima intervención

En Villa Mercedes una joven pareja se gana la vida cultivando alimentos agroecológicos y militando por la soberanía alimentaria. Siguen la filosofía de la “mínima intervención” y abastecen a una clínica local, también ayudan a que las familias tengan acceso a vegetales orgánicos y saludables.
Por Maico Martini. Periodista Ambiental.

Cintia Agüero y Lautaro Campi encontraron en la agroecología un estilo de vida que enriquece sus corazones de tierra y que les permite sostenerse. Cintia recuerda que ingresó a la carrera de geología para ver si allí encontraba una vocación, pero “cuando entre a la Universidad me desilusione: no me gustó como hablaban de la naturaleza”. Lautaro tuvo una experiencia similar: ingresó a la carrera de agronomía y notó que en las clases le enseñaban a producir bajo los métodos de la agroindustria, dejando de lado otros conocimientos e ignorando la perspectiva ambiental.

Convencidos de que el tiempo vale oro decidieron optar por el camino autodidacta. La joven cuenta que “cuando escuché la palabra Permacultura, se me abrió una puerta hacia un mundo que tenía que ver con lo que creía y buscaba, un mundo relacionado con la sustentabilidad y lo ambientalmente amigable, entonces empecé a estudiar lo permacultural de manera autodidacta”. Por su parte, Lautaro viene de una familia de productores campesinos, su abuelo era muy trabajador y le transmitió la vocación de trabajar la tierra, el joven no necesitaba un título para cultivar ya que su familia le había enseñado todo lo necesario, motivos suficientes para lanzarse a aprender empíricamente.

Estas experiencias y aspiraciones compartidas dieron lugar al amor, el amor mutuo y el amor a la tierra, fruto de ese sentimiento surgió Corazón de Tierra, un proyecto agroecológico que levanta la bandera de la soberanía alimentaria. La pareja empezó produciendo plantines y abono natural en el patio de una casa que alquilaban, también brindando asesoramiento sobre huertas, cuando se les venció el alquiler se mudaron a una vivienda con poco espacio para plantar, pero no abandonaron sus sueños, le buscaron la vuelta y convirtieron el techo en su jardín

Ante esta situación, conscientes de que hay muchos lugares para trabajar la tierra, buscaron un espacio acorde para desarrollar su actividad, para ello contaron con la colaboración de un trabajador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –INTA- que les ayudó a encontrar un lugar donde cultivar. En marzo del 2023 la Fundación Aconcagua les cedió un terreno de 1.5 hectáreas para tal fin.

EcoPress se acercó a Villa Mercedes y visitó el cultivo de Corazón de Tierra. El lugar es un vergel y entre una extensa lista de cultivos se cuenta el maíz, el zapallo, la quínoa, la batata, los tomates, los cereales y las aromáticas.  “Nosotros somos aprendices del microbiólogo japonés Masanobu Fukuoka, quien desarrollo la técnica de ‘cultivo natural’ que propone una mínima intervención de la tierra, los principios básicos de Fukuoka son: no arar, no fertilizar, no podar y no escardar”, explica Cintia.

/EcoPress/.

“Evitamos arar a toda costa porque el arado es una práctica común en la agricultura que daña la estructura del suelo, la materia fértil y los microorganismos necesarios para el desarrollo de las plantas. En Corazón de Tierra vamos por otro camino”, subraya. En este método la producción hace hincapié en los cultivos compatibles, es decir diferentes plantas que se benefician las unas a las otras en su desarrollo, y no ven como un problema la presencia de insectos o las -mal llamadas- ‘malezas’.

Lautaro explica que no utilizan ningún tipo de agroquímico ni maquinaria pesada, “cuando cultivamos cortamos el pasto seguido hasta que el cultivo tome fuerza y se arraigue, luego convive las plantas silvestres y de vez en cuando intervenimos para mantener cierto equilibrio”. En otras palabras: en lugar de utilizar herbicidas como se hace convencionalmente, cortan las plantas manualmente o con una cortadora de césped.

Cuando comenzaron a trabajar en este predio, el terreno estaba bastante deteriorado y erosionado, había secuelas de quemas intencionales y la estructura del suelo estaba muy débil. Ahora es un oasis lleno de vida, para llegar a este punto “plantamos cereales de invierno y dejamos que las demás plantas crezcan libremente, la naturaleza es sabia y tiene la capacidad de auto-repararse, así que en el proceso inicial dejamos que se exprese libremente”, explica Cintia.   

/Corazón de Tierra/.

Ahora, con el suelo remediado, producen alimentos sanos y los venden a un precio accesible para que la “comida real” llegue a las familias mercedinas. Además, “parte de lo que producimos va a la Clínica Aconcagua, el terreno donde estamos pertenece a la Fundación Aconcagua y es una bendición que nos lo presten. Es un honor que el alimento orgánico producido con cariño llegue a los pacientes del hospital y contribuya a la salud de las personas que están en un proceso de sanación”, reflexiona Cintia.

Al ser consultada sobre la problemática del hambre, considera que “es viable abastecer la demanda de alimentos con esta técnica, el mismo Fukuoka lo demostró de diferentes maneras. (…) Igualmente, el asunto de la crisis del hambre no tiene que ver con la falta de alimentos, porque hoy en día una tercera parte de la comida producida termina en la basura, entonces no es que falta comida, sino que está mal distribuida. Yo propongo que tomemos las riendas de nuestra alimentación, no podemos pretender que el Estado o el mercado se encarguen de eso, ya han demostrado que no les interesa nuestra salud ni la del ambiente, podemos verlo con los ultraprocesados o con el uso excesivo de agroquímicos”. Paralelamente, “debemos luchar para que el Estado cuide a la comunidad y que el mercado no avasalle la tierra”.

“Para algunos el progreso significa avasallar a la naturaleza. Hace 500 años que en nuestro territorio estamos con este modelo depredador, nunca paró y continua, por eso no me sorprenden las novedades en materia de política ambiental, creo que es un reflejo de cómo estamos como comunidad”, opina la joven.  

Por eso, “invitó a que hagan huerta, si no tienen lugar busquen el espacio en lugares comunitarios o directamente en macetas, así pueden obtener muchos alimentos reales y saludables”. “Cuando nosotros vendemos plantines de hortalizas no lo hacemos solo por un sustento económico, sino para ayudar a que la gente tenga huertas en sus casas y así tengan acceso directo a la comida real”.

10 respuestas a “Corazón de Tierra: cultivando alimentos en armonía con la vida y con mínima intervención”

  1. […] “Claro a partir de ahí surgió, eso lo armamos en conjunto con mi pareja, él estudió agronomía, no le gusto; pero su abuelo le había enseñado a cultivar y había construido invernaderos en su casa y, al igual que yo, fue experimentando de forma autodidacta. Hace tres años nos reencontramos y creamos el proyecto de Corazón de Tierra, le empezamos a dar fo… […]

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