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Censura: el INTA pretende ocultar la evidencia de la contaminación de los agroquímicos

El proyecto SPRINT relevó el impacto ambiental y en la salud de los agroquímicos que se usan en la agroindustria. Cuando los datos ya estaban listos para ser difundidos, el INTA suspendió la reunión en la que se iban a socializar los resultados de la investigación, días después el Instituto dejo en “stand by” la investigación. Organizaciones ecologistas denuncian que se trata de un hecho de censura.

Desde hace varios años la Argentina participa de un proyecto de investigación internacional que analiza los efectos en el ambiente y en la salud de los agroquímicos. La investigación de “Transición Sostenible de Protección Vegetal; un Enfoque de Salud Global” –SPRINT, por sus siglas en inglés-, es un proyecto científico internacional que estudia los efectos en la salud y en el ambiente de los químicos del paquete tecnológico de la agroindustria.

Se trata de una investigación internacional propuesta, encabezada y financiada por la Unión Europea –UE-, SPRINT busca relevar los residuos de los herbicidas/plaguicidas, su penetración en el ambiente y las personas, y los efectos de la mezcla de varios agroquímicos. El único país fuera de la UE que participa del proyecto es Argentina, principalmente porque nuestro país es un importante proveedor de alimento para el ganado europeo.

El proyecto inició en septiembre del 2020, y terminará en 2025. En sus inicios el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –INTA- se comprometió a colaborar con el proyecto y aportar datos del relevamiento en los pueblos rurales de la Provincia de Buenos Aires. En su capítulo argentino, el proyecto está encabezado por la Dra. Virginia Aparicio, especialista en producción vegetal.

En enero del 2022, Aparicio explico a Bichos de Campo que “El INTA es una institución clave en esta propuesta, y cuenta con profesionales reconocidos a nivel mundial que comparten estos intereses científicos y tecnológicos”.

En varias oportunidades, el equipo de investigación tomó muestras de los alimentos que consumen los voluntarios del proyecto, también recolectaron muestras de sangre, orina y materia fecal. Paralelamente, los voluntarios estudiados portaron una pulsera que analiza la calidad del aire y si contiene partículas de agroquímicos. También se recolectaron muestras de suelo y agua, como así también de diferentes animales como ganado, roedores y lombrices. Las muestras se tomaron en los periodos de mayor aplicación de herbicidas/plaguicidas de cada caso, detallaron.

Asimismo, como se trata de una investigación internacional, las muestras fueron enviadas a Holanda para ser examinadas, con el objetivo de evitar diferencias en los análisis de laboratorio y estandarizar los exámenes.

/La Tinta/.

El pasado 21 de junio, Aparicio tenía programada una reunión en la que brindaría detalles del estudio a los voluntarios e interesados por el proyecto. Sin embargo, pocos días antes el director del INTA, Carlos Alberto Parera, suspendió la reunión. Entre sus argumentos, Parera esgrimió que “algunos procedimientos respecto a los estudios que involucran a personas han excedido la incumbencia institucional”.

Inmediatamente grupos ecologistas, militantes por los pueblos fumigados y los voluntarios de SPRINT denunciaron censura por parte del INTA, al tiempo que se solidarizaron con la Dra. Aparicio. Según explican, el INTA niega el derecho del público a acceder a información relevante para la salud pública y ambiental.

Poco tiempo después, el 5 de julio, el INTA arremetió nuevamente contra el proyecto SPRINT. A través de la Resolución 2023-399-APN-CD#INTA, firmada por el Presidente del Concejo Directivo del INTA, Marino Dante Garmendi, el Instituto pospuso la participación de Argentina en el proyecto. Entre los argumentos para paralizar la investigación a nivel local, se expresa que las autoridades argentinas no comprendieron efectivamente que el Acuerdo de Subvención de la UE incluía análisis sobre las implicancias de los agroquímicos en personas humanas, según explica la revista especializada Naturaleza.ar.

No obstante, en noviembre del 2021, el protocolo de estudio del proyecto fue publicado en la revista científica Plos One bajo el título “Collection of human and enviromental data on pesticide use in Europe and Argentina: Field study protocol for the SPRINT Project”, del cual la Dra. Aparicio es coautora, junto a unas decenas de científicos y científicas de otros países participantes del proyecto. Además, desde su concepción el proyecto busca analizar los efectos de los agroquímicos en la salud y detectarlos en la población, con el objetivo hacer una transición hacia una “protección vegetal” más sostenible.

Según denuncian las organizaciones, los argumentos del INTA son meramente excusas para impedir y ralentizar la divulgación de los resultados del estudio. No obstante, el equipo investigativo entregó los resultados de los análisis a cada uno de los voluntarios –anónimos- estudiados, y algunos de ellos decidieron compartirlos con la sociedad.

Según los datos trascendidos, y a nivel general, el total de participantes argentinos en el proyecto SPRINT presentaron un rango de 2 a 10 agroquímicos en sangre, y las concentraciones oscilaron entre0,16 y 189,4 μg/L.

En orina, el rango fue de 6 a 13 agroquímicos y las concentraciones oscilan entre 3,0 y 92,5 μg/L.

Mientras que en la materia fecal el rango fue de 0 a 18 agroquímicos, con concentraciones que oscilan entre 0 y 759,4 μg/Kg.

Por otra parte, también se detectó la presencia de herbicidas/pesticidas en el aire. Particularmente, se encontraron de 7 a 53 plaguicidas en las pulseras que se les colocó a los voluntarios del proyecto durante una semana.

Finalmente, en las muestras de alimentos se detectó la presencia de entre 6 y 22 plaguicidas, con una concentración que osciló entre 10,9 y 238,6 μg/Kg.

Iván Villareal, vecino de Laguna Brava –BS AS-, es uno de los voluntarios que fueron estudiados en el marco del proyecto SPRINT. En comunicación con Télam, dijo que los estudios informaron que tiene 7 agroquímicos en la sangre, 12 en orina y 6 en materia fecal, mientras que la pulsera que analizó la calidad del aire detectó 17 agroquímicos diferentes.

Iván Villarreal, voluntario del proyecto SPRINT y activista ambiental. /Télam. Diego Izquierdo/.

«Nosotros sabemos que se fumiga, de hecho, ha pasado el mosquito fumigando al lado de las escuelas, sin receta de lo que está tirando. Entonces, si bien yo esperaba el resultado, no deja de sorprender y preocupar», señaló. Y agregó, con cierta preocupación, que no sabe qué efectos en la salud puede tener la mezcla de estos venenos: “Nos enviaron un archivo diciendo los potenciales efectos de cada uno por separado (…); pero el punto, que incluso lo dice en el documento que recibimos, es que no se sabe qué efectos tiene la combinación en el organismo ni en el ambiente«.

Además, al ser consultado por lavaca, Iván opina sobre actitud del INTA: “Las personas que nos prestamos voluntariamente a participar merecemos una explicación. ¿Qué significa eso que tenemos en el cuerpo? Y por dar otro ejemplo, en nuestro caso recibimos también en un informe de agua con presencia de agrotóxicos que necesitamos entender. Sin esa reunión nos niegan esa posibilidad y generan más paranoia”.

Más allá de la intención del INTA de ocultar los resultados de la investigación, lo único que lograrán es ralentizar la divulgación de los mismos. Todos los datos del relevamiento serán publicados por el propio SPRINT, cuando se publique el trabajo que incluyó a universidades e instituciones de 11 países.

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