Se trata de cuatro tigres que durante, al menos, 15 años vivieron encerrados en una jaula de 75 metros cuadrados en un campo de San Luis y que, finalmente, fueron trasladados a un santuario de Sudáfrica.
Esta peculiar historia tiene su inicio en el año 2007, o 2003, depende a quien le preguntes. El relato con más consenso mediático es que en el año 2007 dos tigres de bengala fueron abandonados por un circo -de nombre desconocido- en la localidad de Justo Daract, el circo los habría dejado al cuidado de un “campesino” con la promesa de volver a buscarlos unos meses después, meses que se convirtieron en, al menos, 15 años.
Según trascendió y, posteriormente, se confirmó, los tigres estaban en la Estancia Santa Romana: un predio de 1.800 hectáreas propiedad de un empresario mendocino. En la estancia, además, hay un museo aeronáutico, un taller ferroviario, una colección de vagones de tren y uno de los coches presidenciales de Juan D. Perón. En el año 1999, la estancia fue declarada como reserva de flora y fauna silvestre, autóctona y exótica, es decir: recibió autorización para albergar ejemplares de fauna, como tigres. Aquí surge la segunda versión (menos difundida mediáticamente): la estancia público hace 11 años un video en el que relata que los tigres llegaron al predio en el año 2003 después de ser abandonados por un circo, en el audiovisual proyectaban instalar un “hábitat para felinos de grandes proporciones”, recinto que nunca se concretó.
Inicialmente, fueron dos tigres los abandonados por el circo, un macho y una hembra que al estar en su etapa reproductora tuvieron dos cachorros, por lo que se conformó una “familia” felina. Se estima que los cachorros, hasta el pasado miércoles, nunca habían salido de la jaula.
El tiempo pasó, los tigres fueron perdiendo sus habilidades instintivas y tornándose cada vez más dependientes de la asistencia humana. Además, la cautividad en ese recinto tán pequeño los afectó física y psicológicamente. Se desconoce si los tigres eran expuestos como una atracción más de la estancia.

Hasta donde pudo indagar EcoPress, en el año 2017 algunas publicaciones en redes sociales alertaban de este caso y de las pésimas condiciones en las que vivían los tigres, pero la situación no alcanzó la relevancia que posteriormente obtuvo.
Sin embargo, estas alertas de escasa trascendencia llegaron hasta Francia, a oídos de Frederick Geffroy, presidente de la Wildlife Advocates Foundation -WDF-. El caso llegó a Geffroy con unos años de retraso, pero unos meses antes de que se viralice nacional e internacionalmente, en agosto del 2021 Geffroy hizo público el caso ante medios de Francia y Holanda, en comunicación con France Bleu el presidente de la WDF difundió el caso y dijo que estaban recaudando fondos, mediante diferentes acciones, para trasladar a los felinos desde Justo Daract al santuario Ubuntu de Sudáfrica.
Seis meses después, en noviembre del 2021, el caso tomó conocimiento masivo a raíz de una publicación de una ciudadana que, mediante un grupo de Facebook, solicitaba información certera del caso. Y medios de toda la provincia comenzaron indagar sobre el caso, dándole amplía difusión a «los tigres abandonados en Justo Daract». Toda esta repercusión mediática (de buena y mala calidad), hizo que el caso fuera difundido por la prensa porteña de alcance nacional y por la prensa local de otras provincias, es decir: el caso tomó total trascendencia nacional.
Esta repercusión mediática acarreo dos consecuencias positivas: la noticia llegó a oídos de Alejandra Juárez, directora del Centro Argentino de Rescate y del Proyecto Carayá, Juárez se alertó y advirtió que el traslado de los tigres hacia el santuario Ubuntu podría tratarse de “un tráfico de fauna encubierto”, argumentaba que este santuario no era serio, que no tenía una locación fija y detalló cómo opera Jurg Olsen, el dueño de Ubuntu, además expuso algunos detalles que le daban credibilidad a su relato, por ejemplo: que el santuario Ubuntu estaba ubicado en un hotel resort de lujo frecuentado por “turistas de caza”.
Luego de esta denuncia pública, la Wildlife Advocates Foundation, el Santuario Ubuntu y Frederick Geffroy ‘se borraron’ del caso, se distanciaron del hecho y dejaron de solicitar donaciones para el traslado de los felinos.
La segunda repercusión positiva que conllevo la gran difusión mediática del casó es que el hecho llegó al veterinario egipcio Amir Khalil, director de desarrollo de proyectos de la organización Four Paws (una organización que aboga por el bienestar animal). El hecho llegó a Khalil al mismo tiempo que a los puntanos, en noviembre del 2021, y desde ese entonces se propuso ‘rescatar’ a los tigres. La organización inició con los trámites logísticos en ese momento y en febrero del 2022 una comitiva de Four Paws arribó a la Estancia Santa Romana para hacer los estudios preliminares al traslado.
La organización hizo los trámites correspondientes para trasladar a los tigres al santuario Lionsrock de Sudáfrica, a finales de febrero Khalil arribo a Justo Daract para unirse a los estudios veterinarios de los tigres (que determinaron que los felinos estaban en buenas condiciones físicas y en malas condiciones psicológicas) y el 28 de febrero se reunió con el Ministro de Medio Ambiente de la Nación para evaluar instalar un santuario en Argentina financiado por fondos de Four Paws y del gobierno nacional. A diferencia de la Wildlife Advocates Foundation, Four Paws realizó toda la burocracia correspondiente y cuenta con legitimidad internacional como organización de bienestar animal.
Los tigres fueron evaluados, vacunados y hasta hisopados de Covid-19, además fueron entrenados mínimamente para soportar el traslado. Una vez finalizados los estudios veterinarios y los trámites burocráticos, los tigres comenzaron su viaje al santuario Lionsrock de Sudáfrica:

El pasado miércoles los felinos iniciaron su travesía desde San Luis hasta Buenos Aires vía terrestre, parando en puntos estratégicos para proveerles de alimento y bebida. El jueves por la mañana arribaron al aeropuerto internacional de Ezeiza, y unas horas más tarde abordaron la aeronave que los trasladó hacia África, el viernes hicieron escala en el aeropuerto de Amsterdam -Holanda- y posteriormente retomaron vuelo hacia su destino final, el sábado aterrizaron en el aeropuerto de Johannesburgo -Sudáfrica- y de allí fueron trasladados vía terrestre al santuario Lionsrock.
“Bienvenidos a casa Messi, Sandro, Mafalda y Gustavo, los tigres que vivieron en un vagón de tren toda su vida y ahora tienen una segunda oportunidad en la vida”. “Mira esos primeros momentos, pisar la hierba verde, ver el cielo todo el tiempo. Ya no está rodeado de metal. Estamos muy orgullosos de su fuerza durante este largo viaje”, celebraron desde Four Paws cuando los felinos arribaron al santuario.

Según detallaron desde la organización, cada felino disfrutará de un predio de 2.500 metros cuadrados (mucho más que los 75 m/3 que compartían los cuatro en Argentina), y luego de un periodo de adaptación podrían interactuar con otros ejemplares de su especie.
La Secretaria de Ambiente y Parques de San Luis rechazó todas las solicitudes de entrevista de EcoPress para ahondar en el caso, y no concedió entrevistas a ningún medio. En su momento prometió brindar un comunicado de prensa, pero este nunca fue publicado.
Apoya al periodismo ambiental autogestivo donando mediante Mercado Pago al alias “Eco-Press”.

