El poblado ruso de Oymyakon, situado en la Siberia Oriental y a una latitud de 63 ºN –prácticamente en el Círculo Polar Ártico- ha registrado temperaturas mayores a 30 °.

Oymyakon, con 462 habitantes, es considerado el lugar habitado más frio del mundo: en los meses invernales se pueden alcanzar los 62° bajo cero y la temperatura más baja registrada fue de 71.2° bajo cero en 1926.
Sin embargo, en el transcurso de la semana pasada, este poblado ha superado los 30 °; este es un fenómeno alarmante teniendo en cuenta que esta urbanización está construida sobre el permafrost –el suelo está permanentemente congelado desde hace miles de años-.
El permafrost alberga, entre otras cosas, grandes cantidades de Gases de Efecto Invernadero –GEI- y algunas enfermedades aún desconocidas, el derretimiento de este liberaría los GEI acelerando el calentamiento global y algunas enfermedades con las que no sabemos lidiar.
Los últimos estudios señalan que el Ártico se está calentando el doble de rápido que el resto del planeta.
Esta región no es la única que sufre temperaturas altas sin precedentes:
En Moscú se han rozado los 35°, cuando la temperatura promedio para esta época es de 22°.
En Norteamérica, una ola de calor sin precedentes causo la muerte de más de 500 personas por hipertermia, y se alcanzaron temperaturas record de 49.6°.
En Pakistan, se ha registrado una temperatura que supera el umbral del calor que puede soportar el humano; 52°.
Tom Matthews, profesor de ciencias del clima en la Universidad de Loughborough -Reino Unido-, explica que a partir de los 35 grados el cuerpo lo tiene cada vez más difícil para regular la temperatura corporal a través del sudor.
Por lo tanto, exponerse a temperaturas tan altas puede provocar que la temperatura del cuerpo suba hasta los 40 grados, lo que provoca síntomas muy graves: mareos, desmayos, náuseas, dolor de cabeza, pérdida de conciencia e incluso la muerte.
En tanto, la Organización Mundial Meteorológica se ha hecho eco de las palabras del meteorólogo británico Nikos Christidis, de la Met Office: “Sin el cambio climático inducido por el hombre, hubiera sido casi imposible alcanzar temperaturas medias récord en junio en el oeste de Estados Unidos, ya que las posibilidades de que ocurra de forma natural son una vez cada decenas de miles de años. En el clima actual, un junio extremadamente caluroso es común y es probable que ocurra dos veces en tres décadas”.