La Economía lineal es un sistema en el que todo lo fabricado tiene un final, por ende termina saliendo del ciclo productivo, es decir, que este sistema está basado en todo un proceso de extracción de materia prima, manufactura y producción; luego distribución y consumo, y por último desecho.

Su funcionamiento se lleva a cabo de la siguiente manera: en la primera fase de este proceso se extraen recursos naturales para obtener materias primas, muchos de estos recursos no son renovables o se regeneran muy lentamente. Durante la producción se introducen sustancias químicas perjudiciales que facilitan y aumentan el proceso productivo, también se deslocaliza a países en vía de desarrollo, -en muchos casos incumple mínimos legales- se generan subproductos contaminantes o tóxicos, incluso impidiendo que la naturaleza lleve a cabo sus ciclos naturales debido a la extracción y producción masiva. En la distribución y compra de los productos existe una doble problemática, en primer lugar el precio de los productos no refleja su coste ambiental o social real, como los efectos de la contaminación o de la mano de obra barata que afecta a la salud y calidad de vida de las personas. Y por otro lado el crecimiento está basado en la obsolescencia programada, es decir, la determinación del fin de la vida útil de un producto.
El momento en que este producto es fabricado hasta el momento que es desechado, es rápido y muy breve. Debido a que la mayoría de los productos acaban siendo residuos y los niveles de basura se han duplicado en los últimos 30 años, su gestión constituye un problema en sí. Este modelo de consumo es insostenible a largo plazo.
En conclusión a lo mencionado podríamos decir que la economía lineal se fundamenta en dos grandes principios: el crecimiento económico permanente y el constante consumo, teniendo como consecuencia el deterioro ambiental.
Detrás de ese proceso de Economía lineal, tan naturalizado en las sociedades de hoy, está el Dominante Capitalismo. Este sistema económico y social, considera que el mercado es el mejor mecanismo para satisfacer las necesidades de los individuos, así va construyendo modelos de sociedad puramente consumistas, en el que la prioridad para sus agentes económicos no es otra que consumir, con la única finalidad de alimentar un falso crecimiento económico ilimitado.

Analizando la película Zeitgeist: “Los orígenes de las adicciones”, define adicción como un comportamiento que se relaciona con el ansia, con el alivio temporal y con consecuencias negativas a largo plazo. Así como hay adictos a sustancias, también los hay quienes padecen adicciones a comportamientos, por ejemplo; podríamos decir que la sociedad de hoy es, en menor o mayor medida, adicta al consumo.
Esta adicción al consumismo, se sustenta en las aspiraciones insaciables de la sociedad. El actual sistema económico y productivo occidental, nos insta a aumentar nuestro poder adquisitivo y por ende nuestro nivel de consumo. No obstante, esta aspiración de poder adquisitivo es difícil de satisfacer, ya que; por un lado la oferta de mercado se actualiza constantemente y por otro lado no todos podemos obtener lo que se ofrece; según el filósofo y sociólogo francés, Gilles Lipovetsky: «Una sociedad del consumo ilimitado, requiere que la gente sienta un deseo ilimitado», por tal motivo el capitalismo busca que ese deseo no sea cumplido nunca. En otras palabras, una sociedad de deseo y ambición ilimitada, es una sociedad de frustración sin límites.
Habitualmente, ignoramos el hecho de que vivimos bajo la dominación de este sistema; creemos que consumimos por voluntad propia, cuando constantemente se nos está incitando a adquirir bienes, productos, servicios, etc. Mediante publicidad constante, la presión de nuestro círculo social, ofertas, y ‘necesidades’ impuestas. Cómo sugiere Wright Mills; no somos conscientes de que somos parte de una historia, un sistema de control en el mercado; y si lo somos lo ignoramos, ya que esta sociedad en sí, es individualista sin pensar en el daño que causa a su entorno.
Todo este consumo repercute severamente en el ambiente, y cuando la Obsolescencia Programada ingresa al sistema productivo, el impacto ambiental se multiplica, como observaremos con la extracción de materia prima y con la producción y desecho.
Como advierte el sociólogo Sousa Santos en “La sociología de las ausencias y las emergencias” en la Monocultura del Tiempo Lineal, los países desarrollados anhelan un progreso ilimitado, utilizando a la economía lineal como base de este desarrollo. Sin embargo, el desarrollo de estas naciones depende de la devastación ambiental de países subdesarrollados como el nuestro, llegando al punto de que: si todos los habitantes de la tierra vivieran bajo los estándares de vida del estadounidense promedio, se necesitarían 6 planetas para mantener dicho consumo, y si lo hiciésemos como Europa necesitaríamos 4 planetas para sostener ese estilo de vida; es decir, que este desarrollo requiere de la pobreza para existir.
El sistema productivo lineal comienza con la extracción de materias primas; una de las actividades que más perturban al ambiente es la megaminería, aquí se detonan explosivos que arrasan con el terreno, para posteriormente recoger la tierra y separar los minerales deseados mediante un proceso sumamente contaminante, en el que se utilizan químicos tóxicos como el cianuro; actividad que contamina gigantescas cantidades de agua. Latinoamérica y África sufren constantemente las instigaciones de las empresas mineras oriundas de países desarrollados como Canadá, a menudo violando las leyes ambientales locales, con la excusa de brindar desarrollo económico a la región.

Sin embargo, según explican Enrique Viale y Maristella Svampa en “El colapso ecológico ya llegó”, este crecimiento económico beneficia únicamente a las empresas extranjeras, “En las provincias ligadas a la megaminería (Catamarca, San Juan y Santa Cruz), la actividad está muy lejos de haberse convertido en un motor de desarrollo. Después de 23 años de explotación de La Alumbrera y ya en su etapa final, el paisaje socioeconómico de Catamarca no cambió favorablemente sino todo lo contrario: los índices industriales y de construcción cayeron, los niveles de pobreza siguen siendo más altos que la media nacional y los porcentajes de población asistida a través de los diversos programas sociales figuran entre los más altos del país (es la provincia con mayor número de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo)”.
Este crecimiento de la economía de los países desarrollados está fuertemente relacionado con la Monocultura de la Naturalización de las Diferencias, ya que, estas naciones al sentirse superiores que sus vecinas, priman el bienestar de sus ciudadanos sobre el de otras personas, sin percatarse de que estas acciones ecocidas que mantienen su hegemonía pueden comprometer a la existencia de todos los habitantes, incluyendo a los de su nación. Y esto nos lleva a la Monocultura del Productivismo Capitalista, en la que cada territorio cumple su función para el crecimiento económico ilimitado, y todo aquel terreno que no aporte al lucro, no tiene valor alguno y hay que transformarlo en un espacio rentable.
A continuación explicaremos como ejemplo la producción masiva de los celulares, en la cual luego de la extracción de la materia prima, prosigue la manufactura y producción; cada parte de un celular se produce de forma separada, en primer lugar la carcasa, donde usan plástico y se crea a través de un proceso llamado “moldeo por inyección”. En segundo lugar, se crea la placa de circuito impreso, donde se carga con el software. Una vez que estos dos procesos están listos, la placa de circuitos se une a la carcasa utilizando una serie de tornillos. Luego se agregan los demás componentes; pantalla, teclado, antena, micrófono, altavoz y finalmente más tarde se agrega la batería al celular.
El plástico representa aproximadamente un 40% del contenido de los teléfonos celulares, siendo así un material muy importante a la hora de su fabricación, principalmente por ser el más difícil de reutilizar y más aún cuando están contaminados por pinturas o tienen incrustaciones de metal. En segundo lugar, están el vidrio, la cerámica y el cobre, representando cada uno un 15% del contenido del teléfono; luego hay un 4% de cobalto, litio y carbono, un 3% de hierro, 2% de níquel, 1% de estaño y finalmente un 6% de otros materiales; zinc, plata, cromo, tantalio, cadmio, plomo, antimonio, oro y paladio.
Se ha demostrado a través de estudios que el 40-50% del impacto ambiental producido por los celulares sucede en la fabricación de sus placas de circuitos impresos e integrados.
Luego de que la vida útil de estos aparatos culmina, nos quedamos con los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos -RAEE-, actualmente la acumulación de estos desechos es de 56,3 millones de toneladas métricas y se prevé que, si los índices actuales persisten, la cifra sea de 74,7 millones en 2030. Tratar los RAEE es sumamente complejo, ya que requiere de métodos avanzados y costosos, pero no hacerlo conlleva a un drástico impacto ambiental porque estos desechos son altamente contaminantes: envenenan el agua, el aire y el suelo. Siguiendo con la Monocultura del Tiempo Lineal, los países desarrollados extraen las materias primas de las regiones subdesarrolladas, luego producen los aparatos electrónicos dentro de sus soberanías y exportan la basura electrónica camuflada como dispositivos de segunda mano a países en vías de desarrollo, aunque solo el 20% de estos funcionan. Países como Ghana padecen el impacto ambiental de la basura importada, y países como Sierra Leona o Argentina sufren los impactos ambientales de la extracción de materias primas, en la misma línea; las naciones desarrolladas generan, considerablemente, más basura electrónica que las soberanías en vías de desarrollo, por ejemplo: En España se generaron 960.000 toneladas métricas de RAEE en 2019, por su parte, Argentina genera cerca de 465.000 toneladas de basura electrónica al año. Sin embargo, el territorio ibérico recicla alrededor del 48% de estos y la república sudamericana solo recicla el 5%.
Este sistema productivo deja serias consecuencias en el ambiente y en la salud humana, principalmente, tanto la actividad minera como los RAEE, contaminan miles de millones de litros de agua, un bien que cae del suelo, sustenta la vida y cotiza en Wall Street.
Una curiosidad de la economía lineal y del extractivismo, es que en la última década, la humanidad ha consumido en 8 meses los recursos que a la tierra le toma 12 meses crear.
Ante las problemáticas anteriormente mencionadas, se proponen ecologías para la disminución de las consecuencias causadas por la actividad humana sobre el ambiente:
Entre ellas podemos mencionar la ecología de las productividades: está nos muestra que hay diferentes formas de ser productivo, y en este caso podría aplicarse a través de la reutilización de los desechos, que la vida útil del producto no tenga tiempo límite de uso, sino que pueda ser reciclado. Esto generaría una disminución de residuos y de la extracción de materias primas y por ende la disminución de la contaminación.
Por otra parte, ante la problemática ocasionada por la monocultura de la naturalización de las diferencias vamos a mencionar la ecología del reconocimiento, en la que se buscará la eliminación o disminución de las explotaciones de los países desarrollados hacia los subdesarrollados.
Además, nosotros proponemos a la Economía Circular como una ecología que puede contribuir a la mitigación de las perturbaciones ambientales que el sistema lineal provoca, como su nombre lo indica: este modelo se basa en un desarrollo circular, es decir que la basura pasa de ser un desecho a ser un recurso, de esta manera se reduce la cantidad de materia prima que extraemos de la naturaleza, por ejemplo: en un basural de RAEE podemos hallar más oro que en una mina, en una tonelada de teléfonos celulares suele haber unos 350 gramos de oro, eso supone una concentración 80 veces superior a la hallada en las minas, “es mucho más eficiente extraer oro de la basura electrónica, está mucho más concentrado” explico Federico Magalini, gerente de la empresa británica de desarrollo sostenible Sofies, en comunicación con The Verge. De esta forma, reduciríamos la presión que las actividades extractivas ejercen sobre el ambiente, y mitigaríamos la contaminación que los RAEE generan. Otro ejemplo es la producción de energía utilizando a la basura como combustible; actualmente el 60% de la energía eléctrica producida a nivel mundial es mediante combustibles fósiles, sin embargo naciones como Noruega han perfeccionado tanto el sistema circular que reciclan el 99% de los desechos que producen, y con el 1% restante generan electricidad, a través de un proceso de incineración respetuoso con el ambiente, han perfeccionado tanto el reciclaje que importan basura del Reino Unido para darle tratamiento, Noruega a diferencia de otras naciones, en lugar de premiar el reciclaje -como lo hace Canadá o España-, pena con multas la ausencia del mismo.
Al contrario de lo que muchos economistas -conservadores- aseguran, la economía circular no va en contra del desarrollo, ya que necesita de tecnologías y de mano de obra para poder llevarse a cabo.
En síntesis, “Quien crea que un crecimiento ilimitado es compatible con un planeta limitado, o está loco o es economista” Serge Latouche, profesor de economía francés.

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Redacción realizada por Victoria Dávila, Roció Roldan, Florencia Alarcon, Ailén Carranza y Maico Martini.
El presente texto es una extracción de un Trabajo realizado por estudiantes de Periodismo para la materia de Sociología.