Contaminación “natural” ¿el hombre es inherentemente un ser contaminante? –OPINION-

Para muchos el hombre es inherentemente un ser contaminante, tanto en oriente como en occidente, la actividad humana económica, social, cultural e ideológica ha provocado alteraciones en los ecosistemas. Algunas de estas perturbaciones han sido drásticas como la alteración del clima global –Cambio Climático-, producto de la gran cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero –GEI- y la pérdida de sumideros de carbón, otras han sido leves, como la producida al construir un pequeño poblado en las montañas.

/Contaminación Ambiental/

Lo cierto es que, exceptuando a algunas tribus y comunidades, tanto en la economía capitalista como en la comunista, tanto en la ideología “conservadora” como en la “progresista”, el sistema social y económico apropiado conlleva una serie de actividades que perjudican a la vida no humana y por consecuencia, a la humana.

El simple hecho de engullir una hamburguesa ya acarrea una perturbación ambiental, a excepción de la agroecología y la eco-ganadería, la mayor parte de los alimentos que consumimos provienen de un sistema productivo que perjudica seriamente al ambiente.

Actividades tan cotidianas como vestirse, escribir, escuchar radio, encender la luz, conducir o tomar mate traen consigo una alteración ambiental.

El sistema económico actual se sustenta gracias al consumo, es “natural” que el hombre trabaje, obtenga dinero y compre, es “normal” que el humano busque satisfacer necesidades que no son tales, como cuando compramos un teléfono –aparato comúnmente considerado necesario, en especial en el contexto de pandemia-. Claro que hay algunas sociedades y economías más consumistas que otras, pero a nivel general, este consumo desmedido está causando serios daños ambientales.

En este texto no ahondaremos en las consecuencias ambientales que cada actividad humana genera, sin embargo y para contextualizar debemos tener en mente a algunas de ellas:

-La industria petrolera, en conjunto con la maderera, la ganadera y la agrícola, ha alterado el equilibrio del carbón y ha aumentado la concentración de este en la atmosfera, el Co2 al ser un Gas de Efecto Invernadero está provocando un aumento paulatino en el clima global, según la Organización Mundial Meteorológica nos encaminamos a un aumento de la temperatura de entre 3 o 4 grados. Esto se ha producido gracias a que la actividad petrolera ha extraído el Co2 que estaba sellado en la profundidad –sin contacto con la atmosfera- y ha liberado gigantescas cantidades de GEI a la atmosfera.

Por su parte, las industrias maderera, ganadera y agrícola influyen reduciendo los sumideros de carbón, ya que por su actividad generan desforestación, una para obtener materia prima y la otra para obtener terreno cultivable y de pastoreo.

Debido al aumento de la cantidad de GEI presentes en la atmosfera y a la desaparición de ecosistemas que los absorban, el planeta se está calentando considerablemente.

Consecuencia de ello observamos: que tanto el polo norte como el sur han perdido gigantescas cantidades de hielo, glaciares como el Ayoloco en México han desaparecido y algunos eventos climáticos como las sequias, inundaciones y huracanes han incrementado su intensidad.

-La omnipresencia del plástico también ha perturbado seriamente a la biodiversidad, este material se encuentra presente en casi todos los productos que podemos adquirir en el mercado, se utiliza en la industria electrónica, cosmética, constructora, alimentaria, trasportista, textil, farmacéutica, aeronáutica, energética y la lista es tan larga que me atrevo a afirmar que el lector posee en su hogar una amplia cantidad de plásticos, desde las bolsas de la basura, pasando por los envases –de una amplia gama de productos-, hasta productos hechos de plástico –cepillo de dientes, tupper, juguetes, etc-, los invito a que pausen momentáneamente la lectura, recorran su hogar y visualicen como el plástico nos acompaña cotidianamente.

Todo esto que hemos observado permanecerá en el planeta durante centenas de años posteriores a nuestras muertes.

Si a la omnipresencia del plástico le sumamos un pésimo tratamiento de los residuos, tenemos consecuencias como:

Las islas de plástico de considerable tamaño que se hallan en los océanos Pacifico –norte y sur-, Atlántico –norte y sur- e Indico, siendo la más grande la del Pacifico norte que tiene un tamaño equivalente al de España, esto es consecuencia de que anualmente llegan a los océanos entre 8 y 12 millones de toneladas de plásticos.

Se estima que si los índices actuales persisten en el año 2048 habrá más plástico que peces en los océanos.

Teniendo en cuenta estas problemáticas, las cuales considero las mas amenazantes, los invito a reflexionar y observar el daño ambiental que la actividad humana conlleva.

/iberdrola/

A decir verdad, contaminar es tan “natural” como lo es trabajar o comprar, hemos asumido que la contaminación es el efecto secundario del “progreso”, un “progreso” al que muchos aspiramos.

Tenemos tan interiorizado el contaminar que en las conferencias de Cambio Climático, agroecología, Economía Circular y de preservación del medio ambiente en general, no se habla de cómo eliminar la contaminación, sino de cómo mitigarla.

Las políticas ambientales de los gobiernos no se enfocan en erradicar la contaminación, sino en disminuirla, porque eliminarla requiere una drástica modificación en el sistema económico, productivo y de consumo.

Estamos tan familiarizados con la perturbación del ambiente, que los productos considerados ecológicos en realidad no están libres de contaminación, aunque la disminuyen considerablemente, por ejemplo:

La energía solar, aunque es considerada limpia, no está libre de contaminación, ya que el proceso de producción de los paneles solares produce alteraciones en el ambiente, además una vez que el panel fotovoltaico cumple su vida útil -10 años en promedio- genera contaminación al ser desechado, debido a que el reciclaje de este es sumamente complejo. Algo similar ocurre con la energía eólica y la hidroeléctrica.

Otro ejemplo son los automóviles eléctricos, comercializados como ecológicos por no utilizar combustibles fósiles, aunque acarrean consigo un impacto ambiental. Si bien no generan emisiones de GEI, extraer el litio con el que se hacen las baterías del automóvil contamina, además la electricidad con la que se mueve el vehículo puede provenir de termo-usinas de combustibles fósiles.

El humano moderno consume y –por consecuencia- contamina desde el primer día de su vida hasta el último, a ello debemos sumarle el aumento de la población y el consumo. Cada vez somos más personas en la tierra y al mismo tiempo, cada vez las personas son más consumistas –en promedio-. Si todos viviéramos bajo el nivel de consumo de EEUU se requerirían 6 planetas –en recursos- para sostenerse y si lo hiciésemos como Europa se necesitarían 4.

A mi juicio la naturalización de la contaminación es evidente, pero reconozco que hallarla es un gran desafío, ya que atrás de prácticas tan cotidianas e “inofensivas” como encender la luz o beber un refresco se encuentra una perturbación ambiental –desde lo pequeño, hasta los desastres ambientales-. En síntesis, la contaminación esta tan naturalizada que se encuentra presente en la mayoría de las actividades humanas, actividades tan arraigadas como el trabajo, el mercado o el consumo.

Entonces, desnaturalizar la contaminación requiere desnormalizar una amplia gama de actividades que la generan. Para desnaturalizar la contaminación es necesario revolucionar y modificar el sistema económico de “comprar, tirar, comprar” asociado al progreso. A este ritmo ¿Qué planeta nos encontraremos en el siglo XXII?

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