La sobrepesca pone en peligro a la Vida Silvestre Marina y a la soberanía alimentaria de los pueblos que subsisten de la pesca artesanal. Junto al problema de la contaminación plástica de los océanos, la sobrepesca y las técnicas de pesca no sustentables ponen en riesgo a la biodiversidad marina.

Desde tiempos inmemorables, la humanidad -principalmente los pueblos costeros- ha encontrado en los océanos y mares una fuente casi “inagotable” de alimentos. Por ejemplo, la población de Senegal obtiene el 70% de la proteína animal de la pesca, con un consumo de entre 10 y 26 kilogramos per cápita al año. Lamentablemente, con el avance de la tecnología de pesca, el aumento de la demanda de pescado y las malas prácticas de captura, estamos poniendo en jaque a la biodiversidad marina.
La sobrepesca ocurre cuando: se pescan más peces de los que nacen, es decir, no se deja suficiente tiempo para que la población de peces se regenere. En las ultimas 3 décadas, el consumo de pescado se ha duplicado, según la FAO -la organización de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura- el 90% de los recursos pesqueros están sobreexplotados.
La sobrepesca es un problema global, que afecta a todos los océanos del planeta. No obstante, en esta problemática sobresalen algunos actores que juegan un importante rol en la devastación de los mares, como: Taiwán, países miembros de la Unión Europea, Corea del sur, Japón y China.
Este último, es uno de los países que más alteran los ecosistemas marinos –en especial a los africanos y a los latinoamericanos- implementando técnicas de captura irrespetuosas con el ambiente y en ocasiones situaciones de esclavitud para con sus “trabajadores pesqueros”.
África y Latinoamérica tienen muchas cosas en común, como; la colonización de países europeos, el “subdesarrollo” económico y social, el saqueo de sus recursos mediante economías extractivistas importadas y en lo que nos compete hoy, la sobrepesca por parte de buques extranjeros. –Principalmente chinos y/o asiáticos-.
En Latinoamérica y el Caribe, existe una problemática que se repite año a año, centenares de embarcaciones extranjeras pescando en cantidades exorbitantes en el pacifico -desde el ecuador hasta chile- y en el atlántico sur -Mar Argentino-.
A finales del 2020, las autoridades Chilenas reportaron que un convoy de cerca de 300 embarcaciones (principalmente Chinas) cruzó el estrecho de Magallanes en dirección al Mar Argentino. Este convoy no está integrado solo por buques pesqueros, viene acompañado de: embarcaciones que almacenan los peces y embarcaciones que les proveen alimentos y combustible. Esta flota que arriba todos los veranos al atlántico sur, viene de arrasar las aguas del pacifico.

En agosto del 2020, hubo problemas entre esta flota y el gobierno ecuatoriano, ya que, estaban muy cerca de las islas Galápagos -patrimonio de la humanidad por la UNESCO-. En ese momento, las fuerzas de seguridad ecuatorianas declararon que iban a tomar drásticas medidas en el caso de que uno de estos buques ingresaran a la zona económica exclusiva de las Galápagos, y pidió la colaboración de los países del pacifico. Estados Unidos –durante la anterior administración- fue uno de los que apoyaron a Ecuador, posiblemente motivado por la guerra económica entre este país y el gigante asiático.
Luego este convoy descendió hasta Perú y Chile y actualmente se encuentra en el Mar Argentino, según Milko Schvartzman, especialista en conservación marina, estas embarcaciones “En la mitad de un año operan en el Pacífico y la otra mitad en el Atlántico». A menudo estos buques buscan violar las normativas marítimas, desconectan su GPS e ingresan a las Zonas Económicas Exclusivas de los países.
Dejando de lado los problemas económicos que esto les generan a los países, esto supone un grave problema medioambiental en el ecosistema. Estas embarcaciones buscan principalmente: calamar illex y merluza.
Las Poteras -barcos dedicados a la pesca de calamar- usan potentes focos de luz que iluminan el agua circundante al buque, porque el calamar es fotosensible, entonces se refugian de la luz debajo del casco del buque y allí ponen en marcha sus anzuelos. Según estimaciones, esta flota en 10 días pesca 30 mil toneladas de calamar, en un mes 90 mil y en dos meses 180 mil (superando lo que pescan los poteros argentinos en un año con 170 mil toneladas).

Otra técnica de pesca insustentable es: La pesca de arrastre, enfocada a la captura de peces como la merluza. Esta técnica es deplorable ya que consiste en desplegar una gigantesca red que se arrastra por el fondo marino y captura todo lo que se encuentra a su paso –no es selectiva- y a menudo capturan especies que no tienen valor alimenticio o valor de mercado. A veces el 90% de lo que captura la red es devuelto al mar –sin vida- por no tener valor comercial.
Tortugas, delfines, peces exóticos, ballenas pequeñas y anguilas –entre otras- son inocentes víctimas de la pesca de arrastre, a menudo fallecen aplastadas por los animales en la red y/o asfixiadas. Además, esta técnica, al arrastrarse por el lecho marino, destruye la flora marina y remueve los sedimentos, esto ocasiona que el hábitat de los peces se vuelva menos habitable –lo que dificulta aún más que su población se regenere-.
Según estimaciones, si los índices actuales persisten, para el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos del mundo. Esto debido a la sobrepesca y a que llegan a los océanos 8 millones de toneladas de desechos plásticos –el 20% proviene de los mismos buques que sobrepescan-.
Como las aguas internacionales son “agua de nadie”, estas prácticas se dan sin ningún tipo de legislación internacional, y aunque distintos países intenten controlar la sobrepesca, los subdesarrollados –a veces- no poseen los medios para realizar el control necesario.
La sobrepesca no solo afecta a la soberanía alimentaria de aquellos que subsisten de la pesca artesanal, además afecta a ecosistemas enteros, ya que altera la cadena alimenticia marina. Los peces más pequeños sirven de alimento para los más grandes, mientras que otros cumplen un papel regulador para que otras plantas o corales crezcan sanos.

Fuentes:
Mongabay
Infobae
La Vanguardia
Agromeat
Greenpeace
Por: Maico Martini