Las Vizcachas cumplen un importante rol en los ecosistemas. Sin embargo, su caza y la venta de sus subproductos amenazan a esta especie crucial para la biodiversidad.

Las Vizcachas de las Llanuras –Lagostomus Maximus- son roedores icónicos de la Argentina y de San Luis, ya que cumplen un importante rol para la conservación de la naturaleza. Sin embargo, la caza indiscriminada de estos animales amenaza a la especie y, con ella, a todas sus valiosas contribuciones ecológicas.
En la Provincia de San Luis, la actividad cinegética está regulada por las disposiciones de la Secretaria de Ambiente. Según la Resolución N°1 DS-SAyDS-2025, la caza de estos roedores está permitida entre los meses de enero y agosto, quedando totalmente prohibida su captura entre septiembre y diciembre. En 2024, la cantidad de ejemplares adultos abatidos permitidos por excursión y por permiso de caza era de cinco ejemplares; pero este año la Dirección de Biodiversidad, a cargo de Daniel Berro, aumentó el cupo de captura a quince ejemplares.
La normativa indica que no se permite la caza con jauría ni las prácticas consideradas “antideportivas”, como el uso de redes, trampas, lazos, sustancias tóxicas o armas de alto calibre, entre otras. Sin embargo, conservacionistas de diferentes parajes denuncian la sobrecaptura de Vizcachas, la caza en época de veda o el empleo de métodos no autorizados.
En los últimos días circuló un video por Whatsapp en el que se observa a unos cazadores bailando con el cuerpo sin vida de uno de estos roedores, vanagloriándose de la hazaña. Presuntamente, el material se habría grabado en septiembre, es decir, en época de veda (EcoPress decidió no republicarlo para no herir la sensibilidad de la audiencia, pero está a disposición para quien lo solicité). Otros testimonios denuncian que tanto cazadores locales y como de provincias vecinas practican la caza de manera indiscriminada, sin contar con los permisos correspondientes o superando la cantidad de ejemplares permitidos.
Por otra parte, la normativa indica que “la comercialización y/o tenencia en comercios de los productos y subproductos provenientes de la caza deportiva” está totalmente prohibida, la regulación corresponde tanto a un asunto de salud pública y bromatología, como a una medida de conservación. Sin embargo, en Marketplace y en algunos comercios de la provincia se ofrecen frascos de escabeche de Vizcacha como si fuesen conservas de berenjenas, es decir, como si no estuviese prohibido.

Según la Secretaría de Ambiente, “la vizcacha, a pesar de ser una especie nativa, causa daños perjudiciales –sic- para los cultivos en general y las pasturas en algunas zonas de la provincia”. No obstante, la Dirección de Biodiversidad parece ignorar las importantes contribuciones ecológicas de esta especie.
Según explica el Proyecto Vizcacha, dedicada al estudio de la especie “con fines de conservación”, estos roedores “son considerados ingenieros ecosistémicos ya que son capaces de modificar el ambiente que les rodea”. Explican que la excavación de las vizcacheras genera hábitats para numerosas especies, como aves o anfibios, y contribuyen “en la distribución de nutrientes del suelo, alterando su estructura y aumentando la fertilidad”.
Además, en la zona cercana a sus madrigueras, modelan el paisaje aumentando la diversidad de la flora y generando “zonas de pastos bajos que pueden actuar como cortafuegos. A su vez, son buenas dispersoras de semillas, contribuyendo a la recuperación de áreas degradadas”. Asimismo, constituyen una presa natural para predadores como el gato montés, el hurón menor o los zorros, “y son la presa principal del puma (Puma concolor) cuando están presentes en su hábitat, así pueden contribuir a la mitigación del conflicto entre el puma y los ganaderos”.
Por todo ello, las investigadoras y especialistas sostienen que “el papel crucial que cumplen las vizcachas en los ecosistemas resalta la importancia de comprender y conservar esta especie y su hábitat” para preservar la salud del ecosistema.
Foto de portada: Policía Ecológica y Ambiental San Luis.

