Un equipo de periodistas del Diario Rio Negro pudo constatar como se arrojan los efluentes crudos sin ningún tipo de tratamiento.
El bajo caudal de los cauces de Rio Negro deja al descubierto la precariedad de todo el sistema de efluentes con los que operan muchas de las ciudades cercanas a las costas:
En Cipolleti, a través de un caño, miles de litros de líquidos cloacales sin tratar son vertidos día a día en un brazo del rio Neuquén. Aguas abajo, junto con el rio Limay, se forma la confluencia de donde nace el río Negro. Según el medio, llegan al rio cerca de 6 toneladas de materia fecal cada día.
Las familias de Cipolleti sufren tener que convivir con el caño donde Aguas Rionegrinas -ARSA- arroja los residuos cloacales de casi la mitad de la ciudad con total impunidad. El resto de los efluentes se tratan en las piletas de la planta depuradora.
Desde el Departamento Provincial de Aguas -DPA- dijeron que en noviembre se terminarían esas descargas de cloacas. Los vecinos esperan que esto se concrete luego de 20 años de reclamos.
Periodistas e investigadores del Diario Río Negro pudieron corroborar como se vierten los desechos cloacales en los cauces de la provincia. Recorrieron los cauces en bote y describieron que en las zonas cercanas a donde se vierten los crudos el olor es nauseabundo.
“El líquido cloacal no solo podía olerse, sino que también sus efectos se notaban sobre el caudal del río. Intensos son los colores que se observan, totalmente distintos a los del agua que naturalmente conocemos del río. También un moho gris rodea la orilla. El color marrón del líquido a medida que ahondaba más en el río perdía intensidad”, describían los periodistas en la publicación.
“El olor es insoportable y más ahora que está muy bajo el río”, expresó un trabajador rural.
Luego de tomar imágenes y testimonios, los reporteros navegaron aguas abajo hasta llegar a un brazo del río Negro, a la altura de Guerrico. En ese lugar se pudo observar espuma en el agua y un material orgánico flotando, la gravedad de la situación se torna evidente allí; prácticamente solo fluye materia fecal, expuesta sin caudal de agua que la disuelva.
“Hace 20 años vivo en la Isla 19 y siempre el agua vino muy mal, son cloacas que vienen de Allen, van a abrir un poco más con máquinas el brazo del río para que ingrese más agua y limpie toda la porquería”, expreso Roberto Fierro, que trabaja como regador en una chacra.
El hombre señaló que en verano con el calor “se siente mucho más la pestilencia. Esto año va a ser peor porque está muy bajo el río, viene fea la mano”.
Además, la publicación periodística detalla que la fauna ha sufrido un fuerte impacto por el agua contaminada, así como también han aparecido enfermedades en los habitantes de la zona.
«Nos han visitado muchos periodistas, personal de Salud y hasta de una revista de medio ambiente de Francia por la contaminación de estas aguas, pero todo sigue igual», declara frustrada María Isabel, directora de la Escuela 73 de Allen.
Horas después de la publicación del informe, el superintendente del Departamento Provincial de Aguas -DPA- y titular de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas -AIC-, el ingeniero Fernando Curetti le dijo a un periodista del medio que hacían “periodismo basura” al ser consultado por la redacción como autoridad provincial en el tema.
“Muy buena la nota che. Más berreta imposible. Espero que tus jefes estén contentos con el periodismo basura que haces. No lo digo yo, lo dicen los estudios que tenemos, como van a hablar así contaminación con tanta liviandad sin leer un solo informe”, dijo mediante Whatsapp.
EcoPress - Periodismo Ambiental 