Este domingo finalizaron las negociaciones de Naciones Unidas para elaborar un tratado internacional destinado a reducir la contaminación plástica y sus peligros, del proceso participaron 175 Estados, representantes de la industria petroquímica y asociaciones ambientales. La Convención terminó sin un tratado vinculante, y organizaciones ecologistas denuncian que el sector petroquímico hizo todo lo posible para obstaculizar las negociaciones e impedir un tratado que abarque toda la cadena del plástico.
La contaminación plástica es uno de los problemas ecológicos más importantes y peligrosos a nivel mundial, cada año se fabrican 430 millones de toneladas de plásticos, de las cuales menos del 10% son recicladas, el resto termina desechado en basurales, en la naturaleza y en los océanos. En la intemperie y con el paso del tiempo, el plástico se degrada en micro partículas híper intrusivas y de alto riesgo para la salud, diferentes investigaciones científicas han hallado microplásticos en la sangre y pulmones humanos, en el agua de red, en alimentos de todo tipo (fruta, verduras, pescado, etc…); en las nubes y en el aire que respiramos, solo por mencionar algunas.
Entre los problemas a la salud humana provocados por la contaminación plástica (o su proceso de producción) se destacan: afecciones al sistema inmune, cardiovascular, renal y gastrointestinal, afectaciones a órganos sensoriales, al hígado y al riñón; a toxicidad neurológica y reproductiva, a bajo peso al nacer y a varios tipos de cáncer, según el Centro de Derecho Ambiental Internacional –CIEL-. Por otro lado, un estudio encomendado por la Fundación Vida Silvestre sugiere que el ciudadano argentino promedio ingiere unos 250 gramos de microplásticos al año.
En otra arista, los plásticos son una gran amenaza para la naturaleza y la biodiversidad. Cada año llegan a los mares y océanos unas 12 millones de toneladas de plásticos, formando las cinco “islas plásticas oceánicas”, siendo la más grande la “isla” del Pacifico norte con un tamaño mayor a la superficie de España. En tierra la situación es similar y millones de toneladas de residuos plásticos acaban desechados en la naturaleza y sin un tratamiento adecuado. Esta situación perjudica a la biodiversidad y expone a la fauna y flora a peligros para los que no están preparados.

Ante esta realidad, es imperante avanzar en acciones y políticas enfocadas en disminuir la contaminación plástica y sus consecuencias. Bajo esa premisa, desde hace meses 175 Estados se reúnen en el Comité Internacional de Negociación –INC- para elaborar un tratado internacional vinculante contra la contaminación plástica. La semana pasada se celebró la tercera reunión de las partes en Nairobi –Kenia-, donde está la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente –PNUMA-.
Anteriormente, el Comité se había reunido en Uruguay a finales del 2022 y en Francia en el primer semestre del 2023. En el encuentro de Nairobi, las partes debatieron por primera vez el “borrador cero” del pacto internacional, que se había comenzado a redactar en los encuentros anteriores.
Los Estados miembro decidieron avanzar con una revisión del borrador, que se ha hecho más largo en esta tercera ronda de negociaciones y que será más difícil de aprobar en los próximos encuentros, dijeron algunos participantes. En el encuentro, delegados encabezados por el bloque africano y del sur global, sugirieron fortalecer las normas contra la contaminación plástica en todas sus etapas, desde la producción hasta el desecho. Una coalición de países liderada por Ruanda y Noruega aspira a erradicar la contaminación plástica para 2040 mediante intervenciones en todas las etapas del plástico, incluyendo reducir su producción y prohibir algunas sustancias químicas utilizadas en su elaboración.

Sin embargo, una minoría de Estados con intereses petroquímicos emplearon prácticas dilatorias para diluir la ambición del acuerdo, además en el encuentro también participaron representantes de 143 empresas de la industria química y de los combustibles fósiles. Naciones como Arabia Saudí, China, Estados Unidos, Irán y la Federación Rusa, intentaron incluir en el tratado términos sobre “prioridades nacionales”, “circunstancias nacionales”, “un enfoque de abajo hacia arriba” y –en síntesis- dejar a un lado la intervención en las etapas de fabricación y hacer hincapié en el tratamiento de los residuos plásticos.
En este conflicto de intereses, el encuentro terminó el domingo sin un acuerdo. El Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF- expreso que “a pesar de una abrumadora mayoría de países dispuestos a avanzar en un tratado sólido y ambicioso, los países con profundos intereses petroquímicos retrasaron el progreso durante toda la semana”. “Un grupo de países no debe tomar al planeta como rehén e impedir un tratado ambicioso que aborde el ciclo de vida completo de los plásticos, que comienza con la extracción de la materia prima”, dice por su parte Merrisa Naido, asesora de plásticos de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración –GAIA-.
Desde Greenpeace indican que “la ciencia es muy clara, los datos son muy claros y el imperativo moral es muy claro (…). No podremos resolver la crisis de la contaminación plástica a menos que reduzcamos pronunciadamente la producción de plásticos”. El sector ecologista también criticó la falta de participación de la sociedad civil y de activistas en el encuentro.
Las negociaciones del Comité seguirán en abril del 2024 en Canadá y está previsto que acaben en el segundo semestre de ese año en Corea del Sur, hasta el encuentro de abril el trabajo está paralizado porque algunos países “bloquearon la decisión final sobre cómo avanzar en el trabajo previo a la cuarta ronda de negociaciones”, subrayó WWF.

